martes, 23 de diciembre de 2008

Pasando por El Masacre

Por: Jacinto Sención Mateo

Todo comenzó al anochecer del 16 de agosto en el 1937. El miedo se apoderó del lugar. Todos sabían el por qué de lo que pasaba, pero ninguno hablaba, lo que veían y lo que sentían se negaban a expresarlo. Era mejor callar que llorar. Preferían prolongar la vida que perderla. El fantasma del enemigo estuvo presente en todo momento, sin dejar que los suyos enterraran a sus muertos. Mientras que gran parte de la multitud escapaba de la persecución.

A medida que la noche se hacía más oscura, una avalancha humana se dejaba sentir cuando trataban de cruzar el “Masacre” sin ser vistos. Hombres, mujeres y niños se lanzaban despavoridos por el enfurecido río, que a medida que pasaba el tiempo, las aguas aumentaban su caudal, sin parar de llover por un segundo. El fenómeno natural no impedía que la multitud prosiguiera su camino. Preferían peligrar en el intento de alcanzar la otra orilla, que morir como “don nadie” por las tantas balas que venían hacia ellos de lugar desconocido.

Al amanecer las lluvias se habían marchado con la oscuridad, sin esperar al reluciente sol mañanero que tomaba control del lugar. Un sonido coral se pronunció en el momento, parecería comunicar algo. El zumbido del río, el rechinar de los árboles que eran golpeados por los fuertes vientos y la cantaleta de las aves que alertaban la presencia de un sin número de cuerpos que yacían a lo largo del camino cercano al “Masacre”.

Toda la población se hizo eco rápidamente de lo ocurrido. Desde la línea noroeste hasta la gran ciudad se comentaba sin hacerlo público, lo que había pasado en la zona fronteriza. La cantidad no se sabía, sin embargo en el lugar no se encontraban ataúdes ni sepultureros que pudieran dar abasto a tantos infortunados que sin vidas, fueron amontonados sin orden alguno. La naturaleza se había encargado de propagar el rumor, sin dejar rincón alguno que no se enterase de lo que acaecía. Sólo ella desde la oscuridad pudo contemplar tal barbarie y clamaba con dolor el arrebato por los hijos de las tinieblas.

La persecución había empezado mientras oscurecía. Todo había estado planificado durante el día, mientras que los de abajo ignoraban su destino y fueron tomados por sorpresa. Un centenar de hombres sin rostros, con grandes botas blancas y armados de perversidades se atrincheraron desde muy temprano en la casona verde. No se sabía de dónde provenían. Otro grupo de civiles, provisto de malicia y con los dientes bien afilados, se integraron a la legión hasta que bajara la señal, que de lo alto se pronunciaría. Sus rostros rojizos delataban el ansia de cumplir una orden, que de no hacerlo correrían la misma suerte que los indefensos de la razón.

¿Qué razones podían tener para ordenar tal crueldad? Sería odio, venganza, ¿pero contra quiénes?, si ellos no eran una carga para nadie, se preguntaban los enemigos miserables, que aprovecharon la ocasión para atacarlo desde el silencio y desde la clandestinidad. Sin embargo otros motivos se correspondían a la esencia misma de los monstruos: la crueldad, su principal característica que ponían de manifiesto cuando se trataba de los negros.

Un aullido ininterrumpido puso fin a la incertidumbre en la que estaban sumergidos los defensores de la maldad. Sólo una noche les bastó para llevar a cabo tan sanguinaria misión. Sin intercambiar palabra alguna, se lanzaban como perros rabiosos contra sus víctimas. Los llantos se hicieron sentir en todo el lugar. No había piedad que protegiera a los desamparados. El “holocausto” estaba consumado sin excepción alguna. En medio de la confusión muchos criollos corrieron la misma suerte. A distancia se alcanzaba ver un fuego devorador, convirtiendo los humildes ranchos en puras cenizas.

A media mañana hicieron presencia un sin número de personas que venían de poblados cercanos por los rumores de que algunos familiares suyos habían sucumbido en la tragedia. Por la misma desesperación no lograban identificar uno solo de los suyos. Al parecer, los caídos no tendrían doliente alguno. Aunque era medio día, el cielo estaba de luto, fuertes relámpagos se hicieron sentir y las gentes seguían refugiadas en las escasas viviendas, sin querer enterarse de lo ocurrido.

Una presencia inadvertida de curiosos intencionados, se precipitaron a buscar versiones de lo ocurrido, y parecieran distorsionar o sembrar las dudas en las escasas conciencias del lugar. Buscaron testigos anónimos, que sin haber presenciado lo acontecido, hablan detalladamente según lo acordado con los desconocidos. Eran hombres de buenas presencias, ensacados y con sombreros oscuros tan sujetados que no daban paso para ver las cejas. La vergüenza que le acompañaba estuvo cubierta por grandes espejuelos oscuros, para distraer las miradas de los presentes.

Todo estaba resuelto. Un detallado informe a la opinión pública daba razón de lo acontecido. Conflictos por unas tierras era la razón por la que se habían mutilado unos con otros. Cuando las autoridades fueron avisadas, ya era demasiado tarde para evitar la matanza, terminaba el comunicado oficial. Sin embargo, del otro lado del río la noticia se convirtió en amargura e impotencia para una multitud que no veía la hora de poder honrar a los suyos.

Se hizo de noche, mientras que en el lugar abundaba un prolongado silencio humano, sin enterar a la naturaleza que vigilante se encontraba, para protegerse de los insensibles iracundos, que dormitando estaban sin conciencia alguna, mientras que a lo largo de toda la frontera, se encontraban las indefensas almas tratando de cruzar hacia el otro lado del “Masacre”.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Algunos versos

Por: Franklin A. Peralta E.

Aunque tenga que darle
un golpe de estado al destino.
Aunque tenga que convencerme
de lo propicio de la adversidad.

Aunque tenga que fingir la paz
porque aquí están las palomas.
Aunque tenga que bailar a descompás.

Mi alma me grita que se marcha,
que no me da ya otra oportunidad.
Quisiera sostener un monólogo compartido,
retenerla conmigo una noche más.

(Justo a la mitad del 2002)

domingo, 14 de diciembre de 2008

Anhelo

Por: Sandy R. Genao Cruz

Me gustaría observar el sol
cuando se posa tibio sobre la mañana.
Me gustaría despertar temprano
y mirar las flores desde mi ventana.

Me gustaría caminar descalzo
por los verdes campos y por las montañas.

Me gustaría bañarme en el río,
Hasta que el frío inunde mi cuerpo y mi alma.

Me gustaría dormir en la hierba
y bajo la luna soñar que flotaba.

Pero que lastima, pobre de mí.

Tengo por sol una bombilla que me despierta,
y de un salto tengo que abandonar la cama.

Es mi ventana un hueco que me permite solo,
observar la calle y la gente que pasa.

No puedo caminar descalzo,
el caliente asfalto impide que lo haga.
Tengo que dormir encerrado,
asegurando cosas,
y a cada momento tener que observarlas.

¡Oh maldita infelicidad!

Es que la agitada vida en la gran ciudad
no admite sueños, "ni cosas abstractas"

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Preámbulo

Por: Jean Suriel

CUANDO LA NOCHE destila
su silencio
y la luna depreda
la oscuridad,
desde el mismo centro
del alma,
brota la esencia vital
de un poema.
Y cuando el invierno
devora el silbo musical
de un corazón inspirado,
renace la hoguera
de un sentimiento.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Dos Historias, una intención, dos finales y un desenlace

Por: Rafael Álvarez de los Santos


Primera Historia:

Lo recuerdo perfectamente. Un día de octubre el Colegio Médico Dominicano había anunciado una de sus reiteradas marchas al Palacio Nacional en busca de su mal llorado aumento salarial.

El anuncio estaba hecho, tocaba a la policía hacer sus acostumbrados shows llenando de militares todas las calles e inmediaciones, al punto de hacernos creer que estamos en una nueva versión de la guerra del 65 o algo por el estilo.

Pues bien, en medio de ese panorama había salido a almorzar con destino hacia mi casa. Los grandes tapones me hicieron cambiar de opinión y de dirección y regresar a la zona colonial para almorzar por ahí.

Viniendo de camino me detuve en una cafetería para tomarme un jugo hasta que llegara a la Tradición (mis queridos amigos y amigas saben a qué lugar me refiero). Tenía tan solo cincuenta pesos en los bolsillos. Pregunté a la señora que vendía algunos precios de cosas que me interesaron, pero mi capital no llegaba hasta ahí y ella no aceptaba tarjetas de crédito.

Después de un breve diálogo vino la pregunta ¿Señor usted quiere comer? Respondí afirmativamente. La señora me dice: “Pero yo puedo darle la comida y usted me la paga mañana”. Esta actitud me asombró pues nunca había visitado ese lugar ni tampoco había visto a esta señora, pero acepté su propuesta.

Cuando terminé de almorzar le dije: Señora iré a un cajero a buscar el dinero, si quiere se puede quedar con mi cédula. La señora fue más enfática: “No señor, ya le dije que me la puede pagar mañana, además si usted me engaña yo puedo perder 150 pesos, pero usted pierde la confianza y nadie sabe el día que nos encontremos por ahí”.

Esa experiencia me marcó y definitivamente me dejó una gran enseñanza, pues en medio de la sociedad en que estamos y que vivimos, en la que ya nadie confía en nadie, de verdad que me hizo repensar y entender que hay esperanza y que no todo está perdido.

Alguien que desconocía me devolvía la confianza inclusive en quienes conozco, fue la gran lección del día. Tan solo una actitud, un hecho me hizo repensarme y pensar en cambiar.



Segunda Historia:

Después de esta experiencia me propuse cambiar o por lo menos flexibilizar en mi actitud desconfiada en esta sociedad y en sus personas.

Pues les cuento; había comenzado la temporada de pelota y era la primera vez que me tocaba vivir este hecho con mi propio vehículo. Siempre había soñado con ponerle una banderita azul con el nombre del Licey, equipo por el que simpatizo (aunque muchos/as amigos/as sean aguiluchos/as).

En un semáforo un tipo de cara amigable estaba vendiendo las susodichas banderas. Me detengo y le pregunto ¿cuánto cuesta una banderita de esas? Cincuenta pesos, me contestó.

Enseguida apelé al sagrado derecho del regateo ¿Pero no está cara por cincuenta pesos? El tipo me respondió: “amigo van a subir de precio”, pero no tengo dinero menudo, le respondí.

¿En cuánto están? ¿Una papeleta de cien? Me preguntó. Respondí afirmativamente, “pero yo tengo menudo” me respondió. OK, le dije, y procedimos a materializar el negocio.

Después de colocarme la banderita en el cristal de la puerta derecha de mi carro, éste no podía bajar y el vendedor me dice “deje el cristal subido que yo doy la vuelta para devolverle” y así lo hice después de pasarle los cien pasos.

Para mi sorpresa este final fue diferente pues el tipo se dio a la huida con mis cien pesos y corrió a tal velocidad que apenas pude reaccionar. Cuando caí en la cuenta de que me había estafado ya el tipo había recorrido más de dos cuadras. No tuve otra alternativa que marcharme.

Pues como ven, han sido dos historias con intenciones posiblemente parecidas, pero con finales muy diferentes. Esto me hizo reflexionar mucho y hasta dudar de si mantener la actitud que había decidido asumir después de la experiencia de la primera historia.

Dos cosas me llegaban a la mente: quizás la señora que fue capaz de fiarme la comida sin haberme visto tuvo mejor percepción que yo al advertir la persona con quien estaba negociando. Y es posible que este tacto me faltara.

Lo segundo es que no todo el mundo es como yo, ni piensa como yo, o sea, yo sería incapaz de hacer lo que me hicieron a mí, pero hay personas que sí serían capaces de hacerlo como este señor.

Me dolió menos porque tan solo perdí cincuenta pesos, pero me molestó porque me ha hecho volver a ser cauto con las personas, con una visión menos confiada. De verdad que quería volver a confiar.

Esto me deja con sentimientos encontrados pues la verdad que, o decido confiar o desconfiar. ¿Puedo poner a prueba de nuevo la honestidad de las personas? Creo que sí, pero de seguro que serán con sumas de dinero tan bajas o menores de lo que me han llevado.

Aún es posible la esperanza.

Desenlace final:

Al momento de escribir este desenlace he pensado mucho si dejar tal cual la segunda historia de este relato ¿por qué? Sencillo se los contaré inmediatamente.

Al otro día de lo sucedido con mis cincuenta pesos pasé de nuevo por el lugar donde se colocaba el vendedor pues es ruta obligatoria para llegar a mi trabajo. Y ¡Eureka! Allí estaba mi susodicho en la misma esquina y con las mismas banderitas.

Al verlo bajé el cristal del vehículo, lo miré y él no me reconoció al principio e intentó venderme de nuevo. Le pregunté ¿no te acuerdas de mí? Y me respondió con una sonrisa de oreja a oreja lo siguiente: “Mi hermano pero usted se me fue ayer” “Mierda, yo salí a cambiar el dinero y cuando miré ya usted se había ido”.

Por un momento creí su historia, pero la desconfianza que subyace en mi subconsciente me hizo preguntarle: pero usted me dijo que tenía menudo ¿por qué salió a cambiarlo? Además usted llevaba como cuatro esquinas recorridas, quien pensó que se me había ido con el dinero fui yo sobre usted.

Volvió a decirme: “Pero loco sería yo si me le voy con cincuenta pesos a una persona sabiendo que yo tengo que pararme en esta esquina todos los días” su razonamiento me pareció lógico y por el momento le creí hasta que me pasó los cincuenta pesos.

El dinero devuelto estaba en tan mal estado que por el momento pensé que me los estaba pasando para ver si reaccionaba en lógica inversa y le decía que mejor se quedara con ellos, pero mi desconfianza que subyace en mi subconsciente me decía mejor llévate tu dinero aunque se los regale a algún pordiosero en la calle.

Para no cansarles la historia, les he ofrecido los famosos cincuenta pesos a dos personas que piden en la calle y a un niño que limpia vidrios en el semáforo de la Gómez con 27 de Febrero y ninguno han aceptado el dinero propuesto. Esto dice mucho del mal estado en que estaban.

Al final decidí plastificarlo para recordar esos días, pero pensé que no era necesario recordar cosas no tan positivas y opté por echarlos en un zafacón.

Definitivamente que no sé qué pensar al respecto, de todos modos les cuento estas anécdotas para que las tengan en cuenta.

martes, 2 de diciembre de 2008

El lanzamiento de Naiboa Literaria

Por: El Equipo De La Naiboa


El pasado 28 de noviembre será un día conmemorable para quienes vivimos la experiencia de ver realizado el tan esperado lanzamiento del Blog Naiboa Literaria. Fuimos invitados a participar de una noche en la que nos confundimos con el despliegue de canciones, poesías, aplausos, carcajadas, abrazos, bailes, exquisiteces y sobre todo, unos tragos de bebidas nacionales que relajaban los fervientes cuerpos.


El lugar del encuentro estuvo muy acertado, ya que le dio un matiz romántico. Los presentes se agarraban de sus parejas, y con el sonido de las guitarras, aquél trío de voces hacían revivir a los Panchos en sus mejores tiempos. Unas treintas personas fuimos privilegiadas de tan maravilloso momento, el cual todas y todos valoramos de positivo, obligándonos a celebrarlo cada año de forma oficial.


Empezamos a la 7:30pm con la llegada de cada unos de los invitados que se fueron congregando tímidamente, sin perder la esperanza de que todo fuera un éxito. De entrada una joven del Karaoke-Bar Acuario nos sorprendía a cada uno con una copa de vino para darnos la bienvenida. Con las palabras de inicio que estuvieron a cargo del poeta Héctor Martínez, quien nos puso al tanto del Blog, nos dimos cuenta que ya la idea del espacio estuvo presente desde años atrás cuando nos reuníamos en algunos café-bares de la Zona Colonial; donde entre cervezas y discusiones literarias tratábamos de arreglar la imagen de la sociedad sin que ella se enterase.


Luego tomó la palabra el poeta Franklin Peralta, quien con mensajes alentadores dio las gracias a los y las presentes y pidió seguir aunque de manera virtual las relaciones como en los primeros momentos. Franklin es uno de los precursores del espacio y a la vez, es el responsable de publicar las distintas iniciativas de poemas y otros escritos que se van desplegando cada semana por Naiboa Literaria.


Pasaban de las 11:30pm cuando la satisfacción de los poetas y los invitados llegaba a su máxima expresión, sin que las horas fueran motivos para la clausura de la actividad. El poeta Héctor pidió la palabra para agradecer la participación de los y las presentes y en especial de los artistas que armonizaron el encuentro.


La fiesta no terminó con el cierre de la actividad, más bien se siguió en la parranda, ya que una gran parte nos quedamos hasta la 1:30 de la madrugada, cantando en el karaoke, bailando y sobre todo, dándonos los últimos tragos de la noche para dejar formalizado la “alegría de vivir”. Las despedidas fueron emotivas, acompañadas por los ánimos de seguir viéndonos nuevamente en la página virtual, y sólo nos queda decir: “hasta pronto tal vez, hasta nunca quizás”.


Es un deber el darle las gracias a los que hicieron posible que este encuentro se hiciera realidad: Héctor Martínez, Franklin Peralta, Alexis Estervin, Jacinto Sención (Joaquín), Rafael Álvarez. Gracias mil para Jana, Tagoris, Vladi, Rubén, Rosy, Mairibi, Milton, Umberto, Cecilio, Sandy, entre otros, que hicieron del espacio una verdadera, sabrosa y bien cargada Naiboa Literaria.


Gracias, muchas gracias.

viernes, 28 de noviembre de 2008

SUSPIROS DE DESEOS E INDIGNACION

Por: Héctor Martínez D.

I

Experimentar el sufrimiento del infierno

se hace más llevadero

si nuestras expectativas al respecto

coinciden con su cerril dolor,

que un cielo de sufrimiento con camuflaje de gloria

y alimentando expectativas susceptibles de frustración.

II

Cada vez que el Sol cristaliza lo que soy

Y la noche me redescubre en mis propias sombras,

agradezco sin regateo

la oportunidad de pagar el precio de ser yo mismo.


III

Compartir y caminar contigo,

construir mis sueños y expectativas,

en ti me resignifican

y no puedo ser sin saberme ni dejarme acoger

en la necesidad de esa otra que me confirma: tu.


IV

Hasta las diferencias que como atentado a lo propio, se asumen

son también otras posibilidades

de hacer de nuestras existenciales cicatrices

ventanas a la libertad

y caudales de nuevos horizontes de ser y estar.


V

Lo que hoy siento por ti

es más que necesidad de tenerte,

es la confirmación de que nuestras individualidades

lo seguirán siendo

si somos el uno para el otro,

y agradecemos reconocer cada día

que la fragilidad toca nuestras puertas

y nos recuesta en su pecho

cada vez que sin soledad sospechamos

vacíos de amorosa presencia.


VI

Siempre escuché que la filosofía es para insatisfechos,

con el Orden Sistémico-Real,

pero cada vez que me tocas con el brillo de tus ojos

me salpicas la vida con cuestiones sin respuestas,

motivándome a no sólo preguntar.


VII

Mierda parece la vida cuando se ahogan sueños,

talentos, esperanzas y deseos de andar.

A mierda sabe la vida cuando en nombre de ella

se atrincheran las posibilidades de saltar.

Y en mierda nos convertimos

cuando simulamos acompañar

a alguien su vuelo iniciar,

mientras lo utilizamos

como montículo para sólo nosotros despegar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

PRESENTE

Por: Héctor Martínez D.
Apareciste entre la espera desistida,
El desanhelo cultivado
Y la duda relegada.

Apareciste sublimando la vida
Recreando horizontes
Trastocando esperanzas.

Apareciste entre guiones
de verdades y dudas
de deseos, silencios y réplicas,
convirtiendo en ahora
lo que idealicé como futuro
Y recreé cual pasado vivido.

No apareciste; estás desde que te esperé,
estuviste desde que te dudé,
me convocaste desde que te soñé
y en mi corazón te acogí
desde que tu ser siempre ahora, comprendí.

Hoy nos miramos,
nos cuestionamos.
Entre abrazos y besos no del todo consumados,
Nos seguimos encontrando,
nos festejamos;
Tú con las posibilidades que me das
Yo, con la afectiva conciencia con que te reclamo.

martes, 11 de noviembre de 2008

¿A dónde se ha ido el caminante?

Por Jacinto Sención Mateo

Inocente de Ti

Perdido en la inocencia de tu existencia,
Mas sin saber que no sabía nada de ti,
No te pensaba, no te sentía, no estaba en mí,
Ni sentir siquiera por un segundo tu presencia.

Cuanta inocencia de no saber hacia donde ir,
Sin buscarte en el horizonte de mi sufrir,
Más me alejaba, más me escondía,
En la oscura tiniebla de la ignorancia,
Sin ver lo visible que hay en ti.

Días van días vienen y sigo ahí,
Envuelto en pañales, segado por el miedo,
Con la sola certeza de que estoy aquí,
Sin entender nada de lo que siento,
Esclavo soy del sufrimiento.

Solo me queda esperar el día,
Marcado al nacer en esta vida,
Sombras me acompañan en la travesía,
Al nublado mundo donde habitarían,
Los que ayer fueron sabios,
Y hoy somos inocentes todavía…


Dormir eternamente en silencio


Son muchas las noches sin dormir,
Sin poder escapar de los vivos miserables,
Que no mueren a la apetencia del ultraje,
Pero viven en el insomnio del desenfreno,
Y los indefensos subyugados por el miedo,
Son tan miserables como ellos.

¿Por qué tan largos y anchos los días?,
Y el vacío en abundancia se hace eterno,
Olores pútridos en todo el sendero,
Y las flores sin aromas en rebeldía,
Se niegan armonizar el camino del viajero.

Siente que no puede caminar más,
Pero camina, camina hacia el infinito,
Necesita correr, correr hacia el desolado mar,
Para embarcase en un viaje,
Donde sólo van los valientes,
Y jamás quieren regresar.

No descansa de remar cada día,
Mientras navega siente que el infinito,
Se hace eco de lo que intenta, de lo que quiere,
Llegar a la orilla y en silencio,
Dormir eternamente en silencio.


Sólo persiste la duda


Ya no hay abismo por recorrer,
No hay horizonte por alcanzar,
Ni el infinito cautivar,
Sólo persiste la duda,
De lo que pudo ser y no ser.

¿Fue realmente lo vivido?,
¿O un espejismo de los sueños?,
Se responde en silencio,
Un silencio tan perenne como el sueño,

¿A dónde se ha ido el caminante preguntan algunos?,
Y la repuesta se hizo acompañar de la duda,
Por dar razón al vacío que han dejados los caídos,
Los vencidos, los cobardes, que por el miedo,
Un miedo devorador de ilusiones,
Que atrasa el paso del viajero.

¿Qué se queda en el pasar de los vientos?,
¿Qué se encuentra en lo profundo del abismo?
¿Qué se busca en prolongar la existencia?
Si sólo la duda es la única respuesta,
De lo que pudo ser y no ser,
De nuestra existencia.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Sueño de una tarde de febrero

Por María Ovalles

Fue un sueño extraño. Soñaba que llegaba a casa y encontraba dentro de ella un montón de gente, muchas de las cuales yo no conocía. Al pasar por entre aquellas personas trataba de descubrir que hacían todos allí, pero no pude. Subí las escaleras y me fui a mi habitación. Me acosté e inmediatamente quedé dormida. Empecé a soñar que tía Lala, que dormía en la planta baja, pues era más conveniente para ella ya que no tendría que subir ni bajar escaleras, se preparaba para irse a bañar. La vi desvestirse y con paciencia recogerse el pelo. La vi dirigirse con pasos torpes y lentos hacia su baño, abrir la puerta, correr la cortina de la bañera, abrir el grifo, meter una mano bajo el agua mientras, parada frente al espejo y con su mano izquierda, tocaba su cara como si quisiera alisar las arrugas que los años habían dejado en su rostro. Luego la vi introducir el pie derecho en la bañera, también el izquierdo. Y después ese paso en falso que la tumbó, sin tiempo a que se agarrara de nada, y ese golpe en la nunca que la dejó sin vida. Entonces en mi sueño desperté y bajé corriendo las escaleras y escuché los gritos de Laura, que nerviosa preguntaba dónde estaban las llaves del carro. Me dirigí hacia el cuarto de tía y mientras caminaba hacia su baño preguntaba ¿qué pasó?, pero ya yo lo sabía porque en el sueño que había tenido en mi sueño lo había visto todo. Entonces desperté. Me quedé muy quieta viendo a través de mi ventana como la brisa agitaba las hojas de los árboles y le sacaba ese sonido tan fascinante que a mi siempre me ha gustado. Así estuve alrededor de 10 minutos, hasta que algo trajo a mi mente el sueño que había tenido y traté de recordarlo, pero no podía. Hacía un esfuerzo terrible por poner las imágenes en orden, pues llegaban a mi cabeza en retazos. En eso estaba cuando mi hermana Laura abrió la puerta de mi habitación y su mirada me hizo recordar de golpe todo el sueño y sólo le pude decir “las llaves están sobre la mesita de noche”.

martes, 4 de noviembre de 2008

Verdad y presencia

Por: Héctor Martínez D.



En prosas poéticas,
Versos narrativos,
Sueños actualizados
Y anhelos vividos
Convierte tu presencia mis suspiros
Cada amanecer que despertamos coexistidos.

La verdad que tu piel comunica,
Y el ardor de tus pechos
De deseos abiertos
Simbiotizan mis venas en raíces,
Troncando mis nervios entre tus gemidos
Haciendo uno el infierno y el paraíso.

Presencia y verdad de conciencia,
De carne,
Historia,
Sentimiento,
Morbo y belleza;

Presencia y verdad de humanidad,
De Corazón,
Espíritu,
Sangre,
Piel y facticidad;

Horizonte succionante de pasión
De deseos y gracias
Se hace tu presencia
Cada noche que irrumpes mi sueño
Y desvelas mis nervios
Sin dudas ni reservas.

Necesaria existencia
de poli-unidualidad
pureza, éxtasis y temporalidad,
es tu presencia, tu verdad.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Estoy pensando demasiado en ti

Por: Franklin A. Peralta E.

El tiempo pasa
pero no por esta casa
construida sobre un hasta luego
que se va haciendo nuevo
siempre que no te encuentro
donde te dejé en verano
saboreando la dulzura
de las lágrimas de aeropuertos
por donde alzan el vuelo
la cobardía y el acierto.

El tiempo pasa
pero no por estas noches
que me enfadan más que los días
con sus cargas de agonías
prometiendo la cicuta
al olvido que no olvida
la desgracia de llegar a casa
y confirmar la mentira
de estar vivo todavía.

El tiempo pasa
pero no por estas caras
que me enfrentan de repente
convocándome a la muerte
de este sin ti tan amargo *
pegadizo a mi presente
que falseo ante la gente
que intuye que el tiempo pasa
pero no por esta alma.



* J.S.

(Justo a la mitad de enero del 2003)

miércoles, 29 de octubre de 2008

La mujer que salta de la valla

Por Nicolás Guevara

Esa mujer apareció un inesperado día, cuando más transeúntes se lanzaban al asfalto y vehículos destartalados ofertaban agresivamente su abandono. Yo la descubrí de repente, mientras me dirigía al Santo Domingo oriental. Estaba en lo alto de la cabeza del puente sobre el Ozama saltando de una impresionante valla con su biquini blanco, como si quisiera dejar el tradicional recurso publicitario, no para bañarse en las aguas de un río por demás contaminado, sino para involucrarse con sabe quién apresurado y anónimo admirador. Su cuerpo esbelto, de extraordinarias proporciones, no dejaba que las miradas se desperdiciaran en otra cosa.

En esta oportunidad, hasta yo, que reconozco el uso irresponsable y perverso que se hace en la sociedad con la figura femenina, no me pude resistir. Aunque debo decir que en mi caso esta publicidad resultó un rotundo fracaso, pues fue tan efectiva que no me percataba del producto que pretendían que consumiera. Confieso que transcurrieron casi dos meses para darme cuenta de que, efectivamente, se trataba de una promoción de una popular bebida alcohólica, razón por la que ella llevaba una botella de ron en su mano derecha, en la cual tampoco me había fijado.

Además, el día que descubrí que se trataba de la renovación de un viejo truco publicitario no sentí preocupación alguna, pues desde muy joven, me entrené en eso de leer minuciosamente la realidad y defenderme de los mecanismos de dominación ideológica, como el recurso de la mujer desnuda, que promociona los artículos más insólitos. Y en este caso, menos me debía preocupar, pues, desde la infancia mi ingesta ha estado condicionada por el paladar, rasgo hedonista del cual no reniego, hasta que la edad y la salud me lo permitan. Por tanto, nunca tomo ron, whisky, vodka o tequila, y ya es muy tarde para empezar.

La verdad es que no sólo a mí impactó esta publicidad, así me lo hizo saber un apreciado amigo, cuando en una conversación de esas de hombres me dijo que a veces se preguntaba, dejando volar su imaginación: ¿Hacia dónde va esa mujer con ese hermoso salto intentando escapar de la valla que le inmovilizaba? En verdad, se prestaba para múltiples preguntas y una sola respuesta.

Pero, lo cierto es que la presencia de esa mujer, veinticuatro horas al día en aquel lugar, era impactante, peligrosa, dijo una señora muy conocedora de la sensibilidad o mejor dicho, debilidad masculina. Al parecer tenía razón, porque en una ocasión la bajaron de la imponente valla para darle mantenimiento, y se sintió un gran vacío en el cielo, mientras el ambiente en el tránsito se tornó más agresivo en aquellos días. Luego, durante la temporada de ciclones, ocurrió la tragedia que algunos presentíamos y nos íbamos a lamentar para siempre, los fuertes vientos de una tormenta tropical la derribaron, sin contemplación. De inmediato se extendió el rumor de que al caer había matado a siete personas, cosa que evidentemente yo no ponía en duda, ya me había percatado de su cuerpo homicida.

Esa ocasión fue aprovechada por una empresa de la competencia, fabricante de bebidas espirituosas, para colocar en el extremo occidental del puente otra gigantesca valla, también con una mujer anunciando sus productos. Desde luego, que con menos éxito, pues a pesar del imponente tamaño de esta nueva estructura publicitaria sólo un agudo observador, como yo y algunos amigos filósofos de esquina, podía percatarse de que estaba allí opacamente, intentando sin éxito llamar la atención.

Ahora, mientras muchos se animan a recoger firmas para pedir que vuelvan a instalar a la mujer del biquini blanco con su hermoso salto de altura, otros, no menos conmovidos, permanecemos en silencio extrañando su peligrosa presencia en la vía pública.

sábado, 25 de octubre de 2008

CIELO

Por: Héctor Martínez D.


Cada día te recuerdo como promesa,
como esperanza,
y desde la fe, como certeza;
como historia continuada
con el cuerpo y el alma transparentada
y las pasiones ordenadas.

Te atisbo y te confieso
cual posibilidad innegable
como fuente de sentido
como razón de lo relativizable

Tú que eternidad eres
ensayando tránsitos
probando contingencias,
modelando lo humano
te aguarda como salida
y donada recompensa,
equiparando lo eterno
a la inconclusa síntesis
de esta vida pasajera.

Si irreverente no fuera
injusto, contradictorio y arbitrario de llamara
por la sádica mezquindad
que parece esta estadía por la tierra
matizada por la premura,
sacrificada por la espera.

Espera de Gloria y Quietud
de juventud eterna
de recompensa no ganada
de un pasaje sin vuelta.

Si pudiera también te acusara
por tu bondad naturalizada
que abrió sé y libertades,
y por hacer antídoto el perdón
motivando reencuentros,
pudiendo hacer de la vida
sólo eterna celebración.


Si auténtica bondad no fueras
estas mis quejas e injurias
de tu infernal ausencia mi condena hicieras.
Por ello fortalezco mi confianza
para acusarte,
buscarte,
darme
y exigirte,
hasta que esta mi limitada conciencia
explore sin orillas
Su eternidad plena.

domingo, 19 de octubre de 2008

QUIMERA

Por
Hector Martinez D.


Una mirada enternecida
Un rostro de vida resplandecido
Me irrumpieron aquella tarde
Fundiéndome en mis propios latidos.

Eras tú, hecha búsqueda sincera
Aparecida con el desinterés hecho inocencia
Con curiosidad revisando posibilidades y puertas
Mientras yo advertía sueños de pertenencias,
Soñándote mía al instante de tu inesperada vuelta.

Mis declaraciones se adelantaron en lo inexplícito,
Pues cada segundo me seguía confirmando tu espera
Asumiéndote en la total ausencia de lo fortuito
Abrasando la certeza de que ya tu sí que eras,
Pero también te hiciste otra de tantas experiencias.

Experiencia de todo y nada
De verdad sentida
Y mentira callada.
Experiencia de indignación irresuelta
De entrega ensayada
De traición insospechada.

Traición no intuida ni pensada.
Pero en tu ausencia advertida
Y en tu insensibilidad confirmada.

Hoy que no solo te descubro
Sino que en la levedad de tu ser te desconozco
Sufro el dolor que casi dormía
Agrietándome una vez más la vida.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Tres veces por semana

Por María Ovalles

Una brisa fuerte le alborotó el pelo. Haciendo un pequeño ruido con la boca se ajustó el abrigo al cuerpo. Se abrazó a él y apresuraron el paso. La noche estaba cada vez más fría.

Levantó su cara hacia él. Vio su perfil. No era un hombre hermoso, pero su rostro transmitía fuerza y una extraña serenidad que a veces la hacía sentir un poco incómoda, aunque reconocía que le daba seguridad.

Hacia nueve años ya de su primer encuentro. Fue un atardecer de un jueves de junio, en una cafetería en la que él leía el periódico y tomaba café y en la que ella buscaba una mesa disponible para terminar de llenar un crucigrama que había empezado en el autobús del transporte público.

El le cedió una silla y le ayudó a terminar aquel juego de palabras. Así iniciaron un ritual que no abandonarían nunca, el de llenar juntos los crucigramas del periódico de los jueves. Esa también fue la primera de muchas cosas que ambos supieron que tenían en común.

En aquella primera conversación surgieron las demás: la bossa nova, las películas de Woody Allen, los libros de Cortázar y dormir hasta bien entrada la mañana. A medida que fueron pasando los años muchas otras cosas en común les ayudó a llevar el peso de los días.

No haber profesado nunca religión alguna les ayudó a ponerse de acuerdo en educar a su hijo en una escuela totalmente laica, preferir las cervezas antes que el vino les hacía más confortables las noches en que se escabullían en algun bar, las películas de dramas antes que las de acción y la comida asiática antes que ninguna otra les ahorró mucho tiempo frente a cines y centros comerciales.

Sin embargo, no todo había sido fácil junto a él, aunque tampoco había sido infeliz. Se apretó más a su cuerpo, y él, con su mano izquierda, acarició su pequeña cara, que a aquella hora ya no tenía rastros del maquillaje que con tanto esmero colocó en su rostro antes de salir de casa. El frió arreciaba.

Ella pasó los dedos por el anillo que llevaba en el anular izquierdo y volvió a levantar su cara hacia él. Se acordó del día en que nació el bebe. Su rostro estaba más duro que de costumbre. El negro de sus ojos, más intenso.

Sentía mucho dolor, pero aún así le preguntaba si él siempre estaría a su lado. Y como lo había dicho en la primera navidad que pasaron juntos, y en las vacaciones en Cancún, y en aquel viaje que los llevó por Roma, y en esas tardes en que a ella le asaltaba la inseguridad y le llamaba al trabajo sólo para oír su voz, él respondió:
“siempre estaremos juntos”.

La llegada del bebe alteró sus vidas. Ahora tenían que compartir el tiempo con esa personita que cada día se parecía más a ella y menos a él.

El empezó a trabajar más en casa y menos en la oficina. Así ganaba tiempo para estar con ellos. En compensación, ella dejó de fumar.

También había renunciado a otras cosas. Desde que lo conoció salía menos con sus amigos, visitaba poco la ciudad donde vivían sus padres. Él, a cambio, la apoyó en su carrera.

A esta altura del camino ya habían alcanzado la pequeña tienda de curiosidades donde adquirieron el viejo librero donde ella guardaba los libros y revistas que él le traía de sus viajes al exterior y el disco de pasta de Donna Summer que nunca escuchaban pero que ella contaba entre sus pertenencias de más valor.

Se detuvieron frente a la tienda de curiosidades y volvieron a reírse, como lo hicieron en la tarde, del pequeño payaso que trataba de hacer equilibrio sobre una bicicleta y con ambos manos alzaba sobre su cabeza una vieja sombrilla rota y lloraba con la cara “más llorona” que ella había visto.

Alcanzaron el salón de billar, pasaron delante del Café de Luis y dejaron atrás los cines, los moteles y los bares de una de las calles más sórdida de la ciudad.

Y como cada tres veces por semana, en la esquina del Bar de Lucas, el viejo dependiente del lugar, mientras recogía los vestigios de los últimos clientes, vio despedirse a una pareja que con un abrazo fugaz y una voz que era casi un susurro se decían “hasta pasado mañana” sin volver la vista atrás.

lunes, 13 de octubre de 2008

TRANSITO DE VENUS

Tránsito de Venus
Por Jean Suriel


TRANSITAS
por los espacios que invento
de la nada.
Pero transitas lentamente,
casi estática,
en cuadros fotográficos y fílmicos,
como Venus
y simulas el camino sideral,
opacando la luz con tu luz
y el sol simplemente se ennoblece.
Eres la belleza escondida en lo sublime,
en lo que trasciende y ahonda en el alma,
en lo que esclaviza y libera al unísono
el deseo de la morada sensitiva.
Eres por tu aliento de eternidad en la presencia,
eres por tu toque de ternura en los gestos,
eres por tu sutil correalidad con el infinito
y porque habitas en las dimensiones y moléculas
del Cosmos.
No eres porque superas lo inmóvil y rígido del mármol,
no eres porque das matices a las cosas incoloras,
no eres porque transitas en las direcciones del pensamiento
y porque agregas sentido a la acción de mirar, de sentir, de palpar.
Cuando transitas detienes el fondo y la forma
y te pareces al dulce susurro del Universo
en su camino inconcluso, en años luz,
por nebulosas grises
y das continuidad al movimiento que no acaba.
Te busco divagando en el mito articulado,
te busco y te encuentro entre las diosas del Olimpo.
Me doy a la fuga en el estudio de la efigie
como faro que devora la noche y la penumbra,
como vigía que avizora infatigable su único objetivo.
Brotaste, transitando, de la espuma de mis dedos,
así en cada aguja del reloj en fuga
tras el tiempo que huye en cada punto en la arena.
Acudo presuroso a contemplarte
a la orilla del infinito, al borde de los cipreses,
al vasto caudal de lo Absoluto.
Acudo a descubrirte
en el eros cincelado y taciturno de la imagen.
Pero eres más que imagen
porque prevaleces, sempiterna, a la mitología,
a la escultura, al dato astronómico.
Alcanzas la dialéctica y la fluidez de lo perpetuo
con tan sólo una inclinación en tu pedestal nacarado
y renuevas los contratos de lo indecible en el acto.
Fuiste, eres, serás
la Venus que estremece los cimientos de las olas
y, en tu tránsito, retornas
al soplo de nacer entre la concha de mis manos.

lunes, 6 de octubre de 2008

La Alegria de Vivir

LA ALEGRIA DE VIVIR
Por Jacinto Sención M.
Un nuevo amanecer comienza, alumbrado con el cálido sol de la esperanza, que con alegría le da la bienvenida el pueblo humilde, que día a día no dejan de pensar en que sus vidas encontrarían un destino mejor. Un nuevo día donde las penas y las desesperanzan serían cambiadas por la creciente sonrisa de la felicidad. Son muchos los rostros que se pronuncian con miradas tiernas del porvenir, donde todos compartirán una herencia que por nacer la habían ganado, una vida en libertad.

La libertad es el motor inmóvil de la felicidad, que a diario debemos sentirla y vivirla a plenitud. La alegría de vivir en libertad, una libertad sumergida en el nublado mundo de la imaginación, que hace de la vida un carnaval de pasiones, donde los cuerpos desnudos de perjurios, se muestras entrelazados y sumergidos en el acho mar de la solidaridad. Ya no existe un yo, sino un nosotros, sembradores de esperanza para un cercano mundo que sintiendo la alegría de vivir, grita a todo pulmón, libertad, justicia e igualdad.

Que bien se siente un pueblo, donde sus hijos son los artífices de la restauración de la paz, de la justicia y la libertad, done sus hijos son constructores de una nueve sociedad ahogada en valores que interactúan y se encaminan hacia la transformación de la nueva humanidad. Que alegría nos da el sentirnos libre para la acción, de sembrar esperanza en el desierto de la desesperación. Que alegría nos da ver a nuestras gentes sentirse seguras de sí misma y satisfecho de lo que pudo hacer en la construcción del nuevo amanecer.

Ya no siento preocupación de lo que será del mañana, ni de lo que fue del ayer, pero si siento el día a día que me interpela desde lo que hago y desde lo que soy. Sin embargo no somos ni seremos al margen de lo que hacemos, ya que lo que podemos hacer esta marcado por la esencia de nuestro ser. Eso somos, gentes comprometidas con la realidad presente, que con alegría y entusiasmo la convertimos en la sólida esperanza para los demás.

En mi alma siento la alegría de poder vivir en un mundo que me invita a la realización de cuantos sueños hay en mí. Siento la alegría de ser parte de un presente alentador, donde la exclusión se fue al olvido y la razón cobra sentido desplazando los perjuicios de quienes ignoran la libertad en la igualdad de los que somos, de nuestra esencia que por nacer ya estaba en todos.

Soy feliz por que la vida es algo más de lo que soy, más de lo que siento, es sentimiento, es la razón de vivir, que quiere hacer de todos un mundo de la imaginación realizada en el cercano sendero de la responsabilidad que todos tenemos para la construcción de una nueva sociedad y sobre todo, un mundo mejor para todos.

viernes, 26 de septiembre de 2008

FUTURO

Futuro
Héctor A. Martínez D.


Se abren nuevas glorias y penas
cada vez que la vida me confirma tu espera
espera de gracias, de encanto y viva conciencia
de un mundo posible
que día a día se hace duda y certeza
significando lo que somos
y recreando lo que se sueña.

Mi aguardar no es simple expectativa
es la intención hecha deseo y pasos
hecha camino, horizontes y ejercicios
de nuevas formas de sentir la vida
que hacen de esta mi espera
no una estancia
sino un camino.
Esta realidad que me desborda
también a ti me convoca
a no solo esperarte entre glorias, dificultades y penas,
y sin aquilatar vivencias
hacer de lo cotidiano más que faenas.

A ti presente que estas
cual futuro que nunca llegas
te sigo esperando
buscándote
actualizándote
recreando tu ser posible
que siempre estas y casi llegas
con el regocijo de poder construirte
como un parto social de vida plena.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

UNA CANCION QUE NO ES DE TODOS

Una canción que no es de todos
Por: Jacinto Sencio M.


El sonoro silencio de las calles olvidadas,
el crujir de los árboles que de Angustia mueren,
y las casas con los techos al desnudo,
hacen del lugar un fantasma de los vivos,
en el nublado mundo sin sentido.

Arropado por el maltrato de cada día,
desde el candente sol a mitad de la jornada,
y sobre todo sin saber que será del mañana,
ya que el hoy es uno más del sin sentido de la vida.

Días tras días la misma canción,
con la emoción en el dolor de algunos,
pobre de la satisfacción del mundo,
que no toca el canto a favor de todos.

Una melodía de llantos que a una voz implora,
ricos de miseria que en aumento logra,
pobreza, miseria, huída de la zona,
al nublado mundo que la fe ignora.

HOY COMO AYER


Hoy como ayer
Jacinto Sención M.


La realidad interpela mis pasos,
Por caminar hacia lo cercano y lejano,
Por dar las manos a los caídos,
Que parar quisieran sin poder,
Y las cargas sobres sus hombros muy pesadas,
Atrasan el paso hacia lo desconocido,
Lo diferente, lo humano.

Hoy como ayer

El mundo cambia sin parar a mí alrededor,
Donde la ilusión ahogada por la desesperación,
Se fue al olvido,
Sin dar sentido lo vivido,
Sin darle el paso a la pasión.

Hoy como ayer

La indiferencia camina sin parar,
La exclusión sale a su encuentro,
Para festejar el maltrato de cada día,
Que a sus pasos dejan sin remediar,
Y jamás se quiere reparar.

Hoy como ayer

Se levanta una voz que implora,
Que interpela, que emociona,
Que propone, que razona,
Y no perdona jamás,
La mediocridad, la mentira, la maldad.

Hoy como ayer

No una voz, sino dos,
Más bien voces,
Que se dan pasos para sumergirse,
En la realidad que nos interpela,
Que nos cuestiona,
Que nos involucra,
Para caminar unidos a la libertad

Hoy como ayer

De las voces a las propuestas,
De las ideas a las acciones,
De las ilusiones y las pasiones,
Y sobretodo:
A la construcción de la nueva humanidad.

Hoy como ayer

Vigilantes a los desafíos,
Que nos provocan a la innovación,
Y los procesos, las experiencias
Han de llevarnos siempre,
A una reflexión crítica, responsable,
Donde el hoy como el ayer,
Sea nuestra inspiración,
Y el cambio se vea florecer.

Por: Jacinto Sención M.

lunes, 25 de agosto de 2008

UN GRITO DESESPERADO

Por: Jacinto Sención

Un silencio sonoro domina el ambiente. Una y otra ves se escuchan latidos de lo más profundo de su ser, que grita en auxilio, parece fallecer. Clama en su dolor, gime de angustia en su soledad infinita que la condena a la no existencia.

Su mirada firme se pierde en el horizonte, con el deseo de que los dioses se pronuncien, pero sus reclamos son ecos de la nada que le acompaña en su esperanza.

Nacida para ser madre fecunda, dadora de vida para cuanto la habitan, que en sus brazos mueren sin poder ayudar. Es muy duro para ella sepultar sus hijos al nacer, que en su estado de dolor, puro aborto pudo dar, y sobre todo, condenada a la esterilidad.

Se pregunta, una y otra vez, que falta pudo hacer para merecer tal condena de nunca acabar. Pero los días, los meses y los años, siguen iguales, de mal en peor, sólo el fantasma de la muerte la vigila.

domingo, 24 de agosto de 2008

SENSACIONES

Sensaciones
Héctor Martinez

A ti, lucero de vida,
espejo de esperanza
aureola de dicha,
con tus ojos abrazados en mi vista
te hago parte de la experiencia que en mí suscitas:

La vulnerabilidad a la que se adentra
este mi corazón que se asume de ti enamorado
es la más clara experiencia de felicidad,
de sentido, de dulzura, de alma y corporeidad.

La fragilidad de este mi pecho trastocado
por la intensidad de tu amor cada día confirmado
me adentra a la experiencia donde lo contingente y finito
recobran sentido de sanación y eternidad
sin riesgo de guarecimiento
en lo iluso y sub-real.

Cuando al ritmo de nuestros latidos
en notas de sensual amor
al mundo hurgamos su corazón,
las sensaciones de sobrevivencias,
de soledades, desesperanzas e indignación
se recrean en utopías que vivifican horizontes
y redescubren interpeladores referentes
en este nuestro caminar por un presente
cada vez más lúcido en su propia complejidad.

Hoy confirmo que desvelas mis esperanzas
Invitándome con tu sola presencia
a desgajar la vida
con la conciencia viva
y la carne renovada.

Gracias por a mi lado querer estar
pues aunque nunca te has ido
te siento cada día encontrada.