lunes, 15 de febrero de 2021

Mi último deseo

Por: Sandy Genao


Cuando salga del cuerpo mi alma y el azul cielo me tienda la mano,
cuando vuele mi espíritu cual mariposa hacia el horizonte, y me pierda en el crepúsculo,
cuando el último suspiro me deje, y me haga dormir en profundo sueño,
traten de no hacer ruidos con estrepitosos llantos, porque no estaré, en mí se habrá hecho el silencio eterno.

Y es mi último deseo descansar en paz, así que sólo pediré lo necesario, sólo exigiré mi libertad:

No quiero lamentos ni llantos,
ni flores cortadas,
siembren sólo un árbol por mí,
al pie de mi última morada.

Y no pierdan tiempo tratando de resaltar lo bueno que fui,
o de mi hacer buenos cuentos,
yo sólo he vivido como cualquier otro,
y al irme quedaré, de errores y virtudes por completo exento.

Cuando en mí se haga la oscuridad eterna,
siembren en la tierra mi cuerpo desnudo,
y márchense en silencio, no digan palabras,
yo no escucharé y nada diré, si después de muerto es que los escucho.

Olvídenme pronto, no pierdan su tiempo recordando a alguien que no volverá,
y vivan felices, hagan siempre el bien porque también a ustedes un día la muerte los sorprenderá.

Anclas

Por: Jean Suriel


PASAS por la vida,
pasas a la vida,
vienes, vives, huyes,
y no vuelves por la vida.

Quedo por la vida,
atado a la vida,
vengo, vivo, permanezco, y no voy tras tu impronta.

El mundo te ancla entre su seno
abonando las pisadas,
corroyendo las hojas del otoño,
habitando con tus huesos la soledad de los abismos,
persiguiendo con tu aura las nubes...

el trayecto de la vida
se esfuma en tus vestidos níveos;
el espíritu de la muerte
se edifica con tu espíritu.

lunes, 1 de febrero de 2021

Chuklas

Por: Jacinto Sención Mateo

Hoy los pasos siguen perdidos entre calzadas de arenas movedizas, sobre cenizas de los rascacielos, y en el cielo el vuelo de los pasajeros en vigilia, por una humanidad que aún sigue cautiva de un ego que no la deja ser.

No quisiera recordar sobre lágrimas ese ayer donde las flores compartían sus sonrisas, o de aquellos amores bajo cobijas de dignidades humanas.

Hoy prefiero de nuevo aquella libertad cargada de inocencia, caminar sobre la dignidad de nuestros antepasados, volver a estar enamorado entre atardeceres que cubren las chuklas de los campos, dejando de lado tantas miserias desplegadas por calles anquilosadas, para reencontrarme por última vez con esa humanidad llena de vida arrugada de ternuras, pero que poco a poco la estamos espoleando ante la indiferente mirada del juez de valla, principal agitador de su destino.