domingo, 25 de marzo de 2012

Acogida

Por: Humberto Rivas


Cuando a mi puerta una mano

anónima golpee sin avisar,

la dejaré pasar sin cuestionar

y sus miserias

junto con las mías

se entrelazarán

en un convite de

mutua compasión.


Sus dolores junto a los míos

se apaciguarán

con el bálsamo

de la fraternidad,

y vibrará la música de la humanidad

en nuestras conciencias

adormecidas.


Sus ojos perdidos

se encontrarán con los míos

distraídos.

No esquivaré la mirada,

lo invitaré a pasar, y en mi

tienda de beduino beberemos

un té de hospitalidad en este

desierto de los corazones.

viernes, 16 de marzo de 2012

¿De qué partido es usted?

Por: Rafael Álvarez de los Santos.

La creciente situación bipartidista que vive la República Dominicana debido al poco progreso que han tenido las opciones denominadas emergentes o alternativas, nos ha puesto a todos y todas ante la difícil situación de pensarlo dos veces a la hora de emitir algún juicio que vaya a favor o en detrimento de uno de estos dos partidos.

El chantaje es la nueva forma de hacer política, convirtiendo la opinión pública casi en monotemática ante una clase periodística que ha sucumbido a los cortejos del poder y han roto filas a favor de algunas de estas fuerzas políticas sin importarles el futuro de la patria.

Es así como hemos llegado a la difícil situación de que sólo se acepta como opinión responsable lo que venga de algunas personas identificadas con el pensamiento de uno de los partidos mayoritarios; pero si usted no se ha definido y emite alguna opinión, prepárese para coger su cuerda cuando le hagan la misma pregunta: ¿De qué partido es usted? Y ay de usted si no pertenece a ninguno de los partidos establecidos, porque vendrá la sorna, la burla en su propia cara y hasta la desconsideración.

Estando en una fila en un banco conocido del país se debatían los recientes hechos de la política dominicana: que si la cuenta de la Primera Dama, los funcionarios que han hecho fortuna sin poder justificarlas, que si hay o no hay corrupción y bla, bla, blá.

Ante cada tema que se abordaba procuraba dar una opinión que, por no identificarse con ninguno de esos partidos, no estaba ni a favor ni en contra de ellos y ni cerca ni lejos de las opiniones de las demás personas en la fila.

Ante la imposibilidad de contradecir mis argumentos, hubo asomo de ceño fruncido como señal de aparente enojo y fue ahí donde vino la pregunta: “Pero, ¿de qué Partido es usted?” Guardé la forma y la compostura, porque recordé que su madre no tenía nada que ver con la conversación ni las posiciones.

El problema radica en que, al identificar de qué partido es usted, esto automáticamente lo descalifica para opinar a favor o en contra. Si es a favor del oficialismo, usted es del PLD, y si es en contra, usted es del PPH.

Aún recuerdo la señora aquella que enfrentó a Vincho Castillo cantándole unas cuantas verdades en un video ampliamente difundido por las redes sociales y que éste minimizó las palabras de aquella doña visiblemente enojada con una simpleza: “es que a ella le gusta Hipólito”; y los periodistas que allí estaban coronaron el final con la maldita pregunta: ¿De qué Partido es usted?

¿Pero es que acaso no se puede opinar sin pertenecer a algún Partido? Supongo que, al no identificarte con partido alguno, no cuentan con argumentos suficientes para descalificar tu opinión, porque en el fondo es lo que se busca.

Recuerdo que en algunas ocasiones escuché el Gobierno de la Mañana y me irritaba cuando algún ciudadano emitía un juicio y el equipo terminaba preguntando ¿de qué partido es usted?, provocando la risa y burla en caso de contestar: de ninguno.

Pero al mismo tiempo esto deja otra lectura: nos dice qué tan deteriorado está nuestro sistema de partidos, que el solo hecho de pertenecer a alguno de ellos le inhabilita y descalifica para opinar.

Una de dos: o ellos se creen tan todopoderosos y excelentes que nadie puede cuestionarles (sobre todo si es opositor), o son conscientes de sus tantas maldades e iniquidades y creen que por disfrutar de la misma condición, el otro no tiene moral para enfrentarles.

Pero la preguntita esa surte su efecto, porque cada denuncia que se hace, cada nuevo caso de corrupción que aparece, si pertenece a uno de estos partidos, esa denuncia pasará a formar parte del rumor de las esquinas, terminará en la última gaveta de un archivo y a lo sumo será difundida por algún que otro medio digital; que de igual manera le dará importancia dependiendo de cuáles intereses represente, por no decir a qué partido represente.

Y es así como vamos “avanzando” en nuestro Nueva York chiquito, en el Santo Domingo grande, en esta selva con asfalto dirigida y gobernada por una fauna tan dotada de argumentos que sus propuestas de campañas guardan estrecha relación con lo mismo que expelen por donde la espalda pierde el nombre y con tanto honor por defender que sólo alcanzan a preguntar: ¿de qué partido es usted?

martes, 6 de marzo de 2012

Desde la misma esquina

Por: Nicolás Guevara


En esta ciudad

vivo muriendo escalonadamente

olvidando los días en un cuarto sin aliento

ya poco me importan las lisonjas

y la mirada humeante de cierta gente

sigo caminando, sigo escribiendo

construyendo la esperanza

sí, la esperanza, la esperanza…

Y pienso en el viviente que me rodea:

en Pedro, mi vecino

en María, la modista

en Miguel, en Mercedes, en Manuel

en Juan, el carbonero

en Vidal, el estudiante

en Macito, el yolero

en Ramón, el buhonero

en Lucía y Minerva, meretrices.

A todos les ha ocurrido lo mismo

han perdido su sonrisa en la ciudad.

y yo, que nací muriendo en esta urbe

he tenido la sonrisa muerta

desde que era un feto rugoso

arañando un útero desconocido.

Escucho a pedro conversar con el alba:

- ¿Dónde, dónde carajo está la flor

que hace siglos buscamos, dónde

la luz que nos pertenece?

Hace falta que aprendamos a sonreír

a construir los caminos

a caminar de la mano

a derribar las murallas…

hace falta, que sembremos la victoria.

Y desde la misma esquina

un poeta rígido como una esfinge

esparce su canto, hasta que broten

los últimos pétalos de la flor

porque no faltará fuerza para gritar como

la crónica del barrio:

escribir la última redada policial

o la risa de las adolescentes

a la salida de la escuela

o sobre el canto de un buhonero al amanecer…

no faltará fuerza

para entonar sinfonías rebeldes

ni para formar comités de defensa

ni para mirar hombres grises

ni para dejar sembradas nuestras huellas.

Sólo aquellos que habitan del otro lado

de la ciudad y de la muerte

no han captado la alegría

de un niño bajo la lluvia

ni sentido un nudo de terror

ante el anuncio de tempestad

ni percibido este calor humano

que acordona la ciudad

sólo aquellos

ignoran el porvenir…

Mientras yo sigo aquí

en la misma esquina

clavado como un monumento

o árbol de la ciudad

injertando los versos

y cantando la historia

de un barrio norteño.

(Tomado del libro: Breves motivos, 1985)