Por: Nicolás Guevara
Adónde va el viento, mi palabra
y tu mirada cuando ya no estoy,
adónde el destino de mis pasos
y la elegante danza de las aves
en la conquista.
He visto la muerte vivir enaltecida,
la vida desechada en el pavimento
y un sol flameando sobre la tarde
que ha dejado de ser mía.
Adónde va la carne, la codicia y el mando fugaz,
adónde la alegría y los ojos que ya no están.