lunes, 4 de noviembre de 2019

Dos

Por: Jacinto Sención Mateo
 
Caminando hacia el sur profundo, un mundo de sorpresas pude encontrar. Nada que ver con progreso y mucho menos con equidad. La gente me preguntaba por el presidente. No supe responder y tan poco consolar tan profunda angustia que en cada rostro pude contemplar. ¿Estaba de vuelta en Comala? No. Esta es la pura realidad; tan real como muchos lugares que hoy forman parte de las migajas que nos dejan las secuelas del progreso y desarrollo. Esta miseria maldita en la que está sumergida gran parte de la República Dominicana. ¿Quién responde a las desgracias de tantas personas que aún padecen la pobreza extrema? Ya la FAO habló. Es hambre. Y los políticos cambian pan por votos.  Los votos no se comen; el pan sí. La gente seguirá votando por sus verdugos cada cuatro años; a la espera de un redentor que los lleve a la tierra prometida, donde sus penas cesarán y contemplarán cara a cara al gran libertador.