Por: Humberto Rivas
Es fácil amar
las flores,
las mascotas,
las aves,
la luna,
el sol,
las estrellas,
los amaneceres incluso los lunes,
el frío y el calor.
Al creador es fácil amarlo,
pues no lo vemos.
Es muy fácil amar a Dios junto con todo lo invisible,
al fin y al cabo lo invisible
no tiene aristas que lastimen.
Es fácil amar a los seres irracionales,
en cambio a los racionales,
es como dar un salto desde un muro alto
y caer descalzo al otro lado sobre cristales.
Es mejor escapar a los huertos solitarios y tranquilos,
a la naturaleza dócil al manejo de mis manos, que amar a los seres racionales.
Es mejor amar ideas, conceptos encumbrados de un mundo de puro amor
y la abstracción universal del género humano.
No obstante, solo existen Ramón, María, Pedro,
unos cuantos necios del barrio, un par de borrachos de la esquina,
con rostros, nombres y apellidos.
Es fácil amar en general,
lo difícil es en particular.
