viernes, 22 de enero de 2016

La que defiende al hombre

Por: Franklin A. Peralta E.

Me subes a las cumbres más altas
para que mejor contemple el vacío.
Tus dedos pasan
en movimiento veloz bajo los míos.

Te poseo nominalmente
te acercas a mis instintos
pero quieres jugar juegos distintos.

Creyéndome poseedor de tus gemidos
destruyo con los dedos
lo que nunca había querido.
Te encontré sin buscarte
y ahora me tienes perdido.