jueves, 26 de mayo de 2011

Un alma se pregunta

Por: Arisa Lora

Andanzas sin explicación
pensamientos dejados, que tejen lazos de confusión
preguntas sobre todo, delirio de persecución.

Dudas al asecho, nudos en la garganta que asfixian la razón
silencio dominante ante actitudes sin explicación.

Corazón que explota al sentir que el calor se hiela,
que el amor que se le dio, se le negó y se mudó a otro corazón.

Desdicha de desengaño sin explicación,
desilusión de sentimientos.

Herida que ya no sangran, sólo sienten gran dolor
alma dolida por el resultado de la sin razón, de razón mal entendida,
silencio hiriente, miradas cortantes que evaden preguntas.

Inocentes que observan actitudes confusas,
creándoles desolación, y sentimientos de desprotección.

Sólo la tristeza queda de aquello que pudo ser y no fue
por cobardía o por estupidez.

Promesas incumplidas, noches de tristeza, días de soledad.
Llegada a la casa sin un hola cómo estás.

Incapaces de enfrentar la vida por temor a fracasar.

Detrás del telón, ¿qué obra continuará?

domingo, 8 de mayo de 2011

Cómo tú reaccionas hace la diferencia

Por: Frankmilton Pérez

Si hay algo que a mí siempre me ha preocupado es los malos entendidos y discusiones que se dan entre las parejas, sean estos novios, esposos o simplemente amigos. La mayoría de las veces las parejas pelean o discuten por tonterías que se solucionarían si una de las partes decidiera ceder un poquito más. Hay ocasiones en que una persona dice algo muy fuerte, que ofende, buscando desahogarse o tal vez provocar que el agredido responda de la misma manera y así generar un conflicto para justificar el pensamiento negativo que se tiene de la persona agredida; entendiendo que una acción trae consigo una reacción.

Es cierto, toda acción trae consigo una reacción, pero en ningún lugar está escrito que la reacción debe de ser necesariamente igual a la acción que la provocó. De ahí que, si en una relación de pareja del tipo que sea, una de las partes provoca una situación de reclamo e insulto, lo ideal sería que la otra parte reaccione de forma contraria, con amabilidad y dulzura. Verás como la situación tensa y desesperante cambiará a tranquilidad y sosiego. Entonces juntos podrán buscarle solución al conflicto, cualquiera que sea. Esto es lo que entiendo que llaman en la Biblia “poner la otra mejilla.”

Para ilustrar el mensaje, lean esta conversación que tuve vía correo electrónico, hace mucho tiempo, con una persona con la cual intentaba tener una relación:

Ella:

Hay que verificar cuál es la situación que está ocurriendo entre tú y yo, pues apenas llevamos varios días conociéndonos y ya se han suscitado varias discusiones entre nosotros. Yo puedo poner de mi parte para que esto no suceda, pero creo que con esa actitud posesiva, autoritaria, impulsiva, distanciada, desconfiada e inmadura que tienes, no vamos a llegar a ningún lado. Así que vamos a poner los puntos sobre las ies, porque yo no estoy en disposición de perder el tiempo. Tienes toda la libertad para que me expreses cual es el problema, dime si es que estás traumatizado por alguna relación que hayas tenido anteriormente o es que te has prejuiciado conmigo, pero exprésate...

Yo:

Tenemos que verificar esta situación que ocurre en mí, con relación a ti, pues apenas llevamos varios días conociéndonos y ya te estoy sintiendo dentro de mí, como parte necesaria. Yo puedo intentar que no te metas tan hondo en mi vida, pero creo que con esa actitud tan dulce, atenta, abierta, cercana, cariñosa y entregada que tú tienes, creo que llegaré muy lejos a tu lado. Así que vamos a poner los puntos sobre las ies, porque yo no estoy en disposición de perderte en el tiempo. Tiene toda la libertad para expresarme tus sentimientos, dime si es que tú has decidido desesperarme con tus dulzuras, tus besos recibidos en nuestro encuentro anterior, que no logro borrarlos de mis labios y de mi piel, o es que tú te la has cogido conmigo y has decidido volverme loco con tu sonrisa, pero exprésate por favor… ¿Qué es esto que comienzo a sentir?

Definitivamente, la forma como tú reaccionas al abordaje de los demás hace la diferencia.