Por Sandy R. Genao Cruz
Día a día, por la céntrica avenida lo veo caminar;
arrastra junto a su triciclo los sueños de juventud,
la vida lo golpeó duro, ha sido pesada su cruz.
A media tarde la saludo frente a la casa azul
sentada junto a la acera,
siento su mirada lejos y su pensamiento vuela.
Al caer la tarde se juntan, una mueca seca sirve de saludo,
quizás sea una sonrisa, pero muestran en sus rostros
gran pena y dolor oculto.
Cuando jóvenes soñaron con progreso,
ser ciudadanos prominentes,
de esto ya no queda nada, sólo la piel arrugada,
el grisáceo de sus ojos y la sensación cercana de la muerte.
1 comentario:
Estimado Poeta Genao,
A veces se me olvida aquello del valle de lágrimas.
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