viernes, 12 de marzo de 2010

Ancianos

Por Sandy R. Genao Cruz

Día a día, por la céntrica avenida lo veo caminar;
arrastra junto a su triciclo los sueños de juventud,
la vida lo golpeó duro, ha sido pesada su cruz.

A media tarde la saludo frente a la casa azul
sentada junto a la acera,
siento su mirada lejos y su pensamiento vuela.

Al caer la tarde se juntan, una mueca seca sirve de saludo,
quizás sea una sonrisa, pero muestran en sus rostros
gran pena y dolor oculto.

Cuando jóvenes soñaron con progreso,
ser ciudadanos prominentes,
de esto ya no queda nada, sólo la piel arrugada,
el grisáceo de sus ojos y la sensación cercana de la muerte.

1 comentario:

Franklin P dijo...

Estimado Poeta Genao,

A veces se me olvida aquello del valle de lágrimas.