sábado, 20 de marzo de 2010

Pa’ ser bruto no hay que estudiar

Por: Rafael Álvarez de los Santos.

Cada mañana nos parábamos a orillas de la carretera para observar lo que ya se había hecho una costumbre: la madre de un vecino que tenía que llevar su hijo a la escuela a base de correazos.

La escena se repetía día tras día, el niño llorando delante y la madre detrás con la correa y el desayuno. Pero, en realidad, lo que nos gustaba de esta escena no era el llanto del niño, ni las palabrotas que la madre pronunciaba mientras seguía sus pasos con firmeza para asegurar que no faltase a la escuela. Lo que nos hacía detenernos era la justificación del niño para no asistir a clases “Mire mamá, yo no voy pa’la escuela porque pa’ser bruto no hay que estudiar”. Nos desternillábamos de la risa al escuchar semejante frase y sin dudas que era nuestro mejor espectáculo todas las mañanas.

Han pasado muchos años de aquella escena, tantos años que hoy ese niño busca abrirse paso en el difícil mundo de la música. Es un aspirante a bachatero que se hace llamar “el teniente de la bachata” y que “desea cantar una bachata con rango”. Es un joven a quien nunca se le ha registrado o acusado de hechos que en sí impliquen brutalidad pues, aunque no estudió, ha decidido no ser bruto.

Aquello que nos causaba risa, hoy me ha hecho darle la razón a aquel niño, y me he convencido de que es cierto, para ser bruto no hay que estudiar. La brutalidad se ha asociado a la falta de conocimientos o de estudios que pueda afectar a una persona. Sin embargo, la realidad nos ha enseñado que no es así, la condición de brutalidad se adquiere.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua nos ofrece una definición de la palabra brutalidad: “calidad de bruto, falta de razón, desequilibrio pasional, acción violenta y cruel”. Estas son acciones que se llevan a cabo en todos los estratos sociales de nuestro país.

Visto así me hago algunas preguntas. ¿No es un acto de brutalidad el querer entregar el principal pulmón de oxígeno del país para construir una cementera? ¿Acaso no constituye un acto de vil brutalidad el que se denuncien casos de corrupción y de complicidad con el narcotráfico de grandes líderes políticos y militares, sin que ello implique una reacción convincente de la justicia? La brutalidad llega a su punto álgido cuando hombres, sin importar su estrato social de pertenencia, deciden truncar la vida de sus parejas por el solo hecho de que éstas los han dejado de querer.

Estos hechos no son realizados principalmente por gente iletrada, por gente que no haya ido a la escuela. La mayoría de estos actos corresponden a personas que han recibido buena educación y que inclusive han tenido las oportunidades que muchos, a quienes se les acusa de violentos, no han tenido.

En este sentido la brutalidad se aleja de la educación y se acerca a la expresión que popularizara Catán Totumita, un borrachón de mi pueblo que, al verse bajo los efectos del alcohol, repetía innumerables veces “ei bruto e criminai.”

Son hechos brutales los atracos, la corrupción, el despilfarro del dinero del Estado, que es dinero de nosotras y nosotros, en cada campaña; asimismo la complicidad con el narco, el comercio sin moral y la política sin principios. Ser bruto es una decisión, no una condición mental.

Es cierto, pa’ser bruto no hay que estudiar, porque quien decide ser bruto, no importan los altos grados académicos que haya tenido, no valen las grandes universidades a que haya asistido, no sirven los grandes honores y reconocimientos sociales que se hayan recibido. Para ser bruto sólo hay que decidir serlo y punto.

Hoy le doy la razón al niño: “pa’ser bruto no hay que estudiar”; y refuerzo su expresión con las sabias palabras de Catán Totumita: “Ei bruto e criminai”.

3 comentarios:

Jozze dijo...

Ay madrecita mia, que Dios nos agarre confesados.

Rafael Alvarez dijo...

Bueno, no se si Dios nos agarrará confesados, pero por lo menos arrepentidos de ser brutos o de haber realizado algun acto de brutalidad.

Gracias por tu comentario.

Joaco dijo...

La canción de Pablo Milanes “la vida no vale nada”, me hace pensar ¿que tan brutos somos?, Estamos concientes de lo que tamos viviendo en este momento? Vamos caminando cada vez más a una mayor brutalidad. Y podríamos ganarnos el titulo como el país de los brutos.

Rafael donde puedo abordar una yola que me lleve a la luna?