Por: José Rafael Méndez
Recordando
añoranzas de aquello
que el tiempo guardó
grabó
borró
desapercibió
o simplemente
vio pasar.
A cualquiera se le muere un tío.
Pero no uno como Luis Rigoberto Liz Caba
que enamorado
puso catorce brandys 3cepas
en una mesa de algún bar
sólo para justificar
que “los Méndez no dan dos viajes”.
En una ocasión me dijo:
socio pierda cuidao
que a mí no me las roban.
… Pausa…
Porque las lágrimas no me dejan,
me están averiando el teclado
y salando el trago.
- Un “GALIPOTE”
- Déjenme, que yo lo espero.
Más de una docena de veces:
Ese es hijo mío.
Las espinas que me ‘hincan’.
- Yo hablo con el hombre,
ese es un loco viejo.
-Yo no pido
ni vendo
aunque lo hagan por mí
en mi entierro.
2 comentarios:
No hay palabras, hermano, no hay palabras.
Quien podrá contar mi historia para cuando me aleje “del nublado mundo sin sentido”. Quien me pueda recordar “en el pasar del tiempo”, sin que escapara un detalle de lo que “pude ser o no ser”, sonriendo siempre al vacío y sin enterarme de que sólo era un sueño lo que intentaba comprender de la vida. Sólo espero ser recuerdo para aquellos que se interesen en escribir mi historia. Bienvenido a Naiboa señor Medez.
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