Por: Franklin A. Peralta E.
Un río ancestral
que no encuentra su cauce.
Un galeón en el desierto
con sus velas infladas por la confusión,
con ruta fija hacia el desastre,
con una ancla compuesta por retazos de deseos.
Cada vez más unido
al fluido vital de tus encantos
moldeados a mano.
Ruidos que intentan callar
este placer de poseerte.
Negación del origen de la vida
para encontrarme en tus labios depredadores.
Si por lo menos pudiera
detener esta danza macabra
que me haces bailar al compás
de tus ojos negros y encantadores.
(Al segundo paso en el 2003)
4 comentarios:
Muy bueno, Franklin. La perdición suele ser el único camino del amor.
Caramba, veo que a tu viaje se colaron entre las maletas algunos viejos demonios. Pero no les odies, no les temas. Ve que fieles son y como te acompañan a la espera de ver transmutarse en bestias los hombres cual elefantes de tus sueños.
Gracias Themys.
El problema está cuando uno cree que ha tocado tierra, y en realidad sigue más perdido que Jesús en el templo.
Gracias Emilio J.
Ahora usted sabe más de mí que yo de usted. Tiene toda la razón en que los demonios también hicieron el viaje. Pero ponerlos al descubierto en la plaza pública ayuda, así que anímese.
Franklin P
Que decirte ahora si en el ayer no comprendía lo que hoy es un recuerdo y nada más. Es la vida Poeta y vivirla es el deber de los vivos.
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