Por: Mauro J.
Caras. Momentos. Lugares. Sonidos… un juego.
Algo tan simple como una pelota y un bat o tan complejo como el espíritu de América que él simboliza. Sí… el baseball. El viejo juego de pelota.
Aunque casi todas las cosas en esta vida cambian con el tiempo, algunas otras permanecen intactas aun con el ataque de los años… como el olor del pasto. El campo. El sonido de los “spikes” mientras corres. Los deliciosos nervios de pararse solo en la loma. El semblante del bateador que trata de adivinar el siguiente lanzamiento, tu expresión tratando de adivinar lo que el otro está esperando. El sudor de las manos cuando agarran la bola y el suave ritmo de las piernas mientras inician, cual delicado ballet juvenil, su movimiento rumbo al envío, el viaje de la pelota hacia la goma... y la voz más dulce que puedes escuchar en ese momento: Strike!!!
No importa realmente cuándo empezaste a sentir el calor de los diamantes en tus venas, no importa cuántos veranos ya pasaron desde tu última pitcheada, no importa (ni siquiera) si crees que ya estás “viejo” para ello. Una vez que inicias un romance con este bello juego, es para siempre. No hay modo de renunciar. Simplemente… no puedes dejarlo; aunque quieras.
Y de repente una mañana de domingo, cuando te preguntas qué tan buena idea sería regresar al campo para jugar de nuevo, este bendito juego te demuestra que no te ha olvidado. Te muestra que todavía te da la oportunidad de sentir la emoción de un “chocolate”, el temor de un tablazo profundo… y la gloria de ganar. Te demuestra que si realmente crees y trabajas duro por lo que quieres y por lo que amas, siempre tendrás una buena oportunidad de lograrlo. De hecho la vida es así: a veces ganas, a veces pierdes, a veces llueve… pero si peleas de corazón y hasta el final con tus metas por delante, entonces esa vida es digna de ser vivida. Es un placer de placeres. Es un regalo divino.
“Esto no se acaba, hasta que se acaba…”
(Marzo 3, 2009)
2 comentarios:
Estimadísimo Mauro, hay amores que matan.
Como usted se habrá enterado, los dominicanos tenemos una herida abierta y sangrante.
Bueno hermano mío, todas nuestras esperanzas están puestas en Cuba, Venezuela, México y Puerto Rico.
Que gane el mejor... de preferencia en la cueva nuestra.
Muy emotiva reflexión Mauro.
Lo de la pelota se aplica a una etapa de la vida.
Dijo una vez un gran amigo filosofo “realmente no sabemos si somos felices o no, sino al final de nuestra vida”. Solamente al final de la vida podemos decir que tan grato fue vivir. Por eso, cada segundo, cada minito, cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año, hay que vivirlo consentido y plenitud, ya que lo que somos lo vamos construyendo. Es bueno recordar lo que ha sido parte de nuestra vida.
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