sábado, 8 de noviembre de 2008

Sueño de una tarde de febrero

Por María Ovalles

Fue un sueño extraño. Soñaba que llegaba a casa y encontraba dentro de ella un montón de gente, muchas de las cuales yo no conocía. Al pasar por entre aquellas personas trataba de descubrir que hacían todos allí, pero no pude. Subí las escaleras y me fui a mi habitación. Me acosté e inmediatamente quedé dormida. Empecé a soñar que tía Lala, que dormía en la planta baja, pues era más conveniente para ella ya que no tendría que subir ni bajar escaleras, se preparaba para irse a bañar. La vi desvestirse y con paciencia recogerse el pelo. La vi dirigirse con pasos torpes y lentos hacia su baño, abrir la puerta, correr la cortina de la bañera, abrir el grifo, meter una mano bajo el agua mientras, parada frente al espejo y con su mano izquierda, tocaba su cara como si quisiera alisar las arrugas que los años habían dejado en su rostro. Luego la vi introducir el pie derecho en la bañera, también el izquierdo. Y después ese paso en falso que la tumbó, sin tiempo a que se agarrara de nada, y ese golpe en la nunca que la dejó sin vida. Entonces en mi sueño desperté y bajé corriendo las escaleras y escuché los gritos de Laura, que nerviosa preguntaba dónde estaban las llaves del carro. Me dirigí hacia el cuarto de tía y mientras caminaba hacia su baño preguntaba ¿qué pasó?, pero ya yo lo sabía porque en el sueño que había tenido en mi sueño lo había visto todo. Entonces desperté. Me quedé muy quieta viendo a través de mi ventana como la brisa agitaba las hojas de los árboles y le sacaba ese sonido tan fascinante que a mi siempre me ha gustado. Así estuve alrededor de 10 minutos, hasta que algo trajo a mi mente el sueño que había tenido y traté de recordarlo, pero no podía. Hacía un esfuerzo terrible por poner las imágenes en orden, pues llegaban a mi cabeza en retazos. En eso estaba cuando mi hermana Laura abrió la puerta de mi habitación y su mirada me hizo recordar de golpe todo el sueño y sólo le pude decir “las llaves están sobre la mesita de noche”.

2 comentarios:

Franklin P dijo...

Wow. Odio estos sueños. Me recordaste a Calderón, y no precisamente Tego.

Creo que era algo como:

Qué es la vida?
Un frenesí,
Qué es la vida?
Una ficción,
una sombra,
una ilusión,
Que toda la vida es sueño
y los sueños
Sueños son.

PD. Por respeto al autor, busqué la versión original. Aquí está:

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Naiboa Literaria dijo...

El soñar es de los vivos, que traspasan la barrera de tiempo para embarcase en un viaje donde las posibilidades humanas son realizables. Querida Maria, sigue soñando posibilidades, que la vida no es más que: lo que pudo ser o no ser....

(El Juaco)