jueves, 10 de febrero de 2022

Canto apocalíptico para no dormir mientras dure la noche

Por: Humberto Rivas

Me preparo para el fin del mundo,
para la cruzada final, llevo indeciso
en la mano derecha un crucifijo y
en la izquierda sendos fusiles de asalto.
Se oculta el astro matutino, neblinas de tumbas tenebrosas
obnubilan las tomas de decisiones.
En el laberinto del juicio no sé dónde quedó una y la otra mano.
Bendigo y disparo, disparo y bendigo.
Acaricio y mato, mato y acaricio.
En la derecha llevo las bienaventuranzas,
en la izquierda El príncipe de Maquiavelo.
En la derecha la Suma Teológica,
en la izquierda El capital de Karl Marx y su otro escrito de la teoría del opio.
Mas a través de la claraboya del mundo la luz no llega clara para todos,
y cuando los rayos gotean lentamente espesos por las rendijas, las manos
se convierten otra vez en títeres de sórdidas ideologías.
Humildad y soberbia, soberbia y humildad.
Bendigo y disparo, disparo y bendigo.
Acaricio y mato, mato y acaricio.
En una mano fe que mueve montañas, en la otra, incredulidad
que despluma las alas de los ángeles.

En la derecha llevo una flor,
en la izquierda un puñal,
en la derecha el perdón,
en la izquierda la venganza,
en la derecha un cirio pascual
en la izquierda un portaviones.
Que lo que haga tu mano derecha
ahora lo sepa el mundo entero y si tu mano izquierda
te hace pecar, córtatela.
Se acerca el fin del mundo, debo tomar a tiempo una decisión.
Ojalá que el filo de uno de los diez cuernos de la bestia
no me corte de un tajo la derecha.

1 comentario:

Leopoldo dijo...

¿Qué quiere significar este autor? ¿Que en la "derecha" radica nuestra salvación"?