sábado, 9 de octubre de 2010

El realismo mágico de Naiboa Literaria










Por: Jacinto Sención Mateo

Con sólo mencionar la palabra Naiboa Literaria nos transportamos al mundo de lo imaginario, de los deseos, de las vivencias, de las emociones; y sobre todo, de poder realizar los sueños a los que todos y todas aspiramos y pretendemos. La gran noche del viernes 27 de agosto del presente año nos volvió a confirmar por segunda ocasión que los sueños se transmutan en ideas y éstas en realidades alcanzables en la medida que estamos despiertos, vivos, en movimiento, haciendo de las experiencias una razón para vivir de nuevo.

La noche a la espera, la casa vacía, el trago sin prisa; sólo el silencio se preocupa y con miedo se ve rondar de esquina a esquina. El sabe que en minutos será devorado por la avalancha humana que se aproxima para hacer de la noche una tertulia de nunca acabar. El tiempo avanza y la prisa no se percibe. Cuerpos diminutos se acercan al lugar acordado, sin que la hora amargue la ambición de vivir por segunda vez el aniversario de lo que ha sido el realismo mágico de Naiboa Literaria.

Sin querer usurpar la canción del maestro Sabina, ya el ruido era una realidad palpable entre los presentes. Saludos cruzados, besos en mejillas, manos en los hombros, y en medio de todo el fervor, la mesa a la espera con tragos de guarapos de caña, que entre aperitivos y sorbos de cebada, hacían del ambiente una razón más para vivir de nuevo.

El tiempo pasaba sin ser visto, la noche se hacia más noche sin enterar a muchos, las botellas pasaban de llenas a vacías, muchas carcajadas, música en el fondo tan suave, agradable al oído, y las gentes tan alegre como ayer. Pero en los rostros de cada uno se podía apreciar la madurez de la vida, cuando en sus palabras se podía ver que eran hombres y mujeres llenos de gracias, personas reales con experiencias acumuladas.

La noche seguía de poema en poema, leído por los poetas, de los presentes, de los ausentes, sin que el ambiente dejara de ser el realismo mágico de Naiboa Literaria. Seguíamos con las anécdotas, los recuerdos, las vivencias, recordando el caminar por la vida, dibujando las sendas por donde ir, sin que la prisa apurase el paso de los poetas.

Sin avisar a los presentes se hizo presente el tiempo, la noche apeló al silencio, y sin coordinar palabras, las despedidas intervinieron el ambiente de nunca acabar. Sólo los nombres de Héctor, Milton, Franklin, Jana, Humberto, Noly, Wellington, Rafael, Joaquín, Vladi, Luli, Pamela, Elba, Seba, se entrecruzaban entre los oídos de los presentes; donde el adiós y el hasta pronto surgían por todos lados. La razón ya se sabía. Como decía el poeta: “las despedidas son tristes, pero más tristes son cuando no hay regreso”; y como hay regreso…

Sólo nos queda darles las gracias por sus presencias y por hacer de Naiboa Literaria un espacio para declamar la vida…

1 comentario:

Rafael Alvarez dijo...

Pero Joaquín,pa'escribir así qué hay que hacer?

Esa vaina te quedó bien de verdad.