domingo, 25 de julio de 2010

Desde una esquina

Por: Nicolás Guevara

Tras el murmullo de la gente
el barrio crece callado
sobre la piel de un niño
de calzón roto y camisa de espanto
sonrisa larga y mirada infinita.

Eres el niño-hombre
que trepas barrancos corres en las calles
peinas la tarde con tu pregón
y en la chichigua multicolor
enarbolas tus sueños de infancia.

Desde una esquina
se te ve mezclar tímidamente
el polvo con el sol
masticando la vida con sabor enérgico
y una mueca de luz
escondida en la tristeza.

Desde una esquina
se ve la muchacha alegre
con su sonrisa de barrio
un barrio dibujado en la sonrisa
y una destilada gota de lluvia
humedeciéndole la vida.

Mujer
desde aquí veo tus manos
soplando el viento y la batea
soplando anafes mañaneros
veo asomar tu vientre
alterado y fecundo
como la tierra que sostiene tu estatura.
Tus pechos son perennes manantiales
tus piernas, columnas de tu vientre
con chancletas que te amparan la existencia.

Desde una esquina
veo sobre el triciclo de frutas
o la carretilla de palo
tu sudor goteante hombre sencillo
veo tus poros entreabiertos
floreciendo páginas
de sacrificio y esperanza
llantos perdidos en la sombra
y una risa fresca te cubre los labios
como un cordel de ropas claras
tendidas al viento.

Una melodía rebelde
brota de los patios
un paisaje se incorpora sombrío
y un callejón sudando pueblo
como cristo de cristal humedecido.

Soy de este lugar
donde los pies perforan las piedras
donde habita una esperanza joven
embriagando la cañada
donde la gente abre los brazos y el alma
como una ventana azul al horizonte.

Aquí, la mañana descubre desayuno discreto
con piel de yaniqueques
por ventanas marchitas
la tarde penetra cargada de angustia
y en el relieve de la noche
el caserío se revela
como un horizonte encendido.


(Tomado del libro: Breves motivos, 1985)

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