Por: Nicolás Guevara
Un revoloteo de alas
eleva los sueños hasta la lluvia
en la calidez oscura.
Baile de siluetas:
redondez de la noche en el ombligo
sabor de cielo en los labios
libertad y juego en el instante
como lúdica fusión de dioses
que espanta la muerte frente a mí.
3 comentarios:
Y eso que si te tomas un pronac tambien vas a sentir la potencia de un volcan!!!
excelente post, he quedado encantado..
te invito a darte una vuelta por mi blog...
saludos
Gracias Poeta.
Me acuerdas aquellos versos atribuidos al gran Machado:
"Dicen que un hombre
no es hombre
hasta que escucha
su nombre
de labios de una mujer.
Puede ser".
Cuando la muerte es segura,
Por más que brinque y salte,
Tú muere aquí, como dice la canción.
¡Quien no quisiera morir así!
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