Por: Eddy Ulerio
Llegada la media noche, casi todos dormían en aquella mustia vecindad; excepto ella, que esperaba impaciente la llegada del amante. De cuando en vez, se asomaba a la ventana sin conseguir su objetivo. Afuera, las luces de los focos, la llovizna insistente, el miedo habitual ante lo prohibido, se combinaban para hacer más furtivo el encuentro.
Unas emociones incontrolables recorrían el cuerpo del varonil amante, conforme se acercaba a la casa de ella. Las luchas del corazón y su conciencia, no impidieron que el sabor de lo prohibido calara profundamente en él, al tiempo en que ella abría la puerta de la casa, hecha un manojo de nervios y con el cabello empapado de agua.
Después de algunos minutos de diálogos candentes y una vez roto el hielo, la pasión los envolvió en un abrazo eterno; como si después de aquella noche ya nada volvería a ser igual, para ninguno de los dos. Y así, el amor fundió sus almas en una sola y permitió que sus corazones galoparan al compás de sus jadeos, en un camino sin retorno.
Los prejuicios se quedaron en el suelo, junto a la ropa.
3 comentarios:
Estimado Ulerio, ojalá estos amantes no recojan sus prejuicios y puedan salir desnudos a la calle.
Estos amantes dejaron de ser de ocasión, el dia en que aprovecharon la ocasión para dar riendas sueltas a sus pasiones.
Me hace recordar la película del ¨Titani¨. Dos amantes y un solo amor. Donde el deseo siega a la razón, dando rienda suelta a las pasiones, sin enterarse de que ya había amanecido.
Mis ojos llovieron sobre ti acariciándote,
Ese día desde que te vi te hice mía,
Desde entonces no dormiría,
Ya que día y noche sólo pienso en ti y no eres mía....
Eddy: son las pasiones de los poetas.....
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