sábado, 4 de febrero de 2017

La amé camino a casa

Por: Humberto Rivas

Ayer, en el metro, la vi un segundo
la vi un segundo y sentí que la amaba desde siempre
la amé al instante, como se ama justo antes de la muerte.
Y mientras la veía camino yo a mi casa y ella a la suya
pensaba: ¡Qué feliz si tu casa fuera la mía!
Pensaba que ella siempre había sido mía, aunque no lo era.
¡Cómo es posible amar tanto en tan poco tiempo!

Le pregunté su nombre a la salida,
y los dioses unieron nuestros pasos,
pero tan solo para acompañarla a casa.
Y resultó no ser tan mía, pues ya era de otro.
Y ahogué en un frío “¡Oh, eres casada!”, mi emoción.
Parece que muy tarde llegó la noche de anoche
muchos años antes debimos haber coincidido en ese vagón.
Parece que llegaste tarde tú o me retrasé yo.

Ella a su nido entró y yo seguí
rumbo a mi casa, que no era la suya.
Fui feliz esos eternos minutos
porque la amé camino a casa.
Pero ahora, ¿qué hago con este amor
que se me ha quedado pegado camino de la estación?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno Humberto. Creo que más que poema hecho lamento, es un lamento hecho poema. Sigue escribiendo. Eddy