Por: Nicolás Guevara
La niña dejó volar su inocencia hasta mí.
Su falda de festejo y cumpleaños
extrañaba la infancia dejada en el puerto.
Yo no extrañaba la niña ni el puerto,
iban conmigo como aquella noche
de cielo lleno de lunas y caderas orientales.
Piel de ocasión: placer eterno…
protuberancia de espalda creciendo hacia mí.
La niña es una imagen de fresa
prendida en la memoria.
(Tomado del libro: Un hombre en silencio. De Próxima
aparición)
No hay comentarios:
Publicar un comentario