domingo, 6 de febrero de 2011

Peregrinación interior

Por: Humberto Rivas

Me iré de aquí como llegué,
vestido con mi intradistancia desnuda,
y con una maleta cargada de alegrías
y también cargada de tristezas:
sueños realizados, quimeras inconclusas.

Me iré alegre, transfigurado en la verdad
de tu rostro transparente
que me muestra lo que hay más allá.
La satisfacción de verte como eres,
y la pena de que no haya sido desde siempre.

Me iré calladamente por la orilla
masticando una canción.
Con un rosario de porqués entre mis dedos
y una plegaria inédita en el alma.

Cuando el sol un día, indiferente,
se quede sin estrellas, congelado
en la lejanía, conservaré su calor en mi mirada,
y me iré acariciando la orfandad y la viudez
del guerrero que se quedó sin valor,
del profeta que se quedó sin palabra, sin visión.

Bajaré apaciblemente por el trayecto
de la lluvia, recogiendo rocíos
y pétalos de arcoiris florecidos.
Y los esparciré por el pueblo donde hice tantos amigos,
¿Enemigos? No tuve el tiempo de tenerlos,
estuve tan ocupado preguntándome
quién soy yo, de dónde vengo y a dónde voy.

No sé si me voy con la guerra perdida
o si me voy con ella ganada
sólo sé que una noche fugaz cualquiera
me fugaré sin que se den cuenta
y me perderé sin rumbo fijo
tras los besos escurridizos de la paz.

No hay comentarios: