martes, 12 de agosto de 2025

Mi amigo

Por: Eddy Ulerio

                                                                                    A Rubén Darío Gómez

Desde muy joven abrazaba la vida con todas sus fuerzas, con un deseo inmenso de vivir, de destacar, de socializar y crear lazos fuertes de amistad. Así era él. Decidido y libre. En la adolescencia vivió una tragedia que marcaría su vida y transformaría su entorno. Aires nuevos, amistades, empezar de cero. Empero, jamás varió su determinación interna, bebía a sabor los instantes de su existencia como si no hubiera un mañana. Era feliz. La noticia de que algo no andaba bien, no arrebató su sonrisa y su deseo de encontrarse con los amigos y celebrar con algunas cervezas. Batalló en silencio con su enfermedad por algunos años. Siempre decía que estaba bien y minimizaba lo que sentía con un chiste o hablando de algún nuevo encuentro. Jamás asumió su decadencia. Su personalidad no era de esas que claudican. Hasta el final estuvo firme. Murió como vivió un día de julio.