Sandy R. Genao
Cruz
Parado en una
esquina
hecho un
manojo de nervios
esperé la
hermosa chica
a su salida
del colegio.
Era una tarde
lluviosa
uno de esos
días lentos
las calles
lucían desiertas
y el frío
quebraba los huesos.
Esperé,
pasaron las horas
y la chica no
llegó
hasta que al
fin me enteré
que con otro
se marchó.
Pasé de la
espera al llanto
luego del
llanto al dolor
nunca pensé
sufrir tanto
por alguien
que no llegó.
Han pasado
veinte años
y aún todas
las tardes espero
la chica que quise
tanto
a que salga
del colegio.
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