El cántaro que trae agua del río
está ahora ahuecado
de tantos besos al agua dar
como de tanto vivir
la vida descosida
como de tanto sentir
los sentidos trasnochados.
Así como mis ojos abrumados
de perderse en los tuyos
tan hondos, tan negros
como la tierra de un huerto
de alucinaciones.
El cántaro que trae agua del río
riega sin querer el sendero y lo deja florecido.
Cuando llega a su destino llora por el agua derramada
pero al mirar atrás ríe, y sabe que no todo está
perdido
al contemplar el efluvio humedecido del destino.
Asimismo mis ojos miran de los tuyos un mirar
y como el cántaro van y vienen
pero están agujereados de tanto amar.
Y van derramando también en su camino
tu imagen en la retina plasmada
y van bordando también el camino
con el olor de tu piel indomable
como la corriente del río
que arrastra no sé adónde
cenizas de besos calcinados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario