Por: Eddy Ulerio
Ante el bullicio de mi
devenir, vale la pena sentarme y mirar desde la otra acera.
Nombrar todas las cosas: el saber condensado, el tedio
incrustado en esta rutina que hace alarde de las palabras; como proyección
inequívoca de lo que vive en mí, sin nombre.
Locura, al romper lo que me conecta, aquello que me devuelve
a lo humano, lo que habla más de mí, que de los otros.
Cariño dosificado, engreimiento sublevado, isla dispersa en
el océano de las relaciones, apariencia desvirtuada de lo que creo que soy y de
lo que puedo llegar a ser.
Todo va pasando a pesar de mí, mientras mastico soledades y
desde esta orilla, sin espejo y brillo vano, dialogo con mi verdad.