viernes, 11 de septiembre de 2015

Amor nocturno

Por: Sandy R. Genao Cruz

Sabor, cadencia, ternura, una extraña y suave voz, saturada de dulzura
unos carnosos y dulce labios sabor a fruta madura
que me invitas a probar en medio de la noche oscura.

Una silueta femenina que embruja mi libertad
unas suaves y tiernas manos que me tocan sin cesar
¿Quién soy para merecerte? ¿Quién para poderte tocar? 

Diosa de ébano eres, como crepúsculo oscura
tocas, besas, amas, sientes, pero no te muestras nunca
yo quiero mirar tu rostro ¿Por qué escondes tu figura?

Espero que un día decidas mostrar tu rostro ante mí
quitar de mis ojos la venda  y besándote perderme en ti
que me dejes ver tu cuerpo mientras te acaricio toda
llevarte hasta la locura y amarte hasta llegar a la aurora
formar parte de tu vida y que tú me correspondas.

Ha sido un placer amarte, y pasar tiempo contigo
el poder acariciarte para mí es lo más divino.
Ahora voy a despertar y no creas que estoy alegre
me espera la soledad que mi felicidad disuelve.
¿Volveré a verte esta noche, mujer sin rostro ni dueño?
Mujer que nunca tendré, porque existes sólo en sueño.
 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Tus ojos claros

Por: Nicolás Guevara

Me duelen tanto tus ojos claros
como me duele la vida.
Atrevida mi dolencia grita
sin saber dónde perderán
el brillo tus pupilas.

Son tus ojos nada extravagantes
como ellos –serenos y amplios-
abundan en las paradas de la ciudad
sólo que…
me duelen tanto tus ojos claros
como me duele el viento en el costado
o pellizco en el alma
porque no hay canto que alegre se levante
ante lo prohibido y la nostalgia
no hay viento que mueva tus párpados
sin traer a ellos mariposas.

Sólo que…
me duelen tanto tus ojos claros
como me duele la vida
como me duele lo imposible.


(Tomado del libro: Las piernas de mi poesía. 1987)