Por:
Nicolás Guevara
Que
no nos roben la alegría.
Hagamos
eslabones de nuestras manos
murallas
de nuestras piernas.
Que
no nos quiten la sonrisa
nuestra
enérgica sonrisa de música y sudor.
Somos
muchos entre los árboles
muchos
para plantar la ternura
por
encima de la roca
y
caminar los continentes.
Que
no nos cierren los caminos
siempre
los abriremos
con
nuestras manos florecidas de multitudes
con
nuestros pasos inclinados hacia la luz.
Llevamos
la vida
vestida
por un vuelo de palomas
que
saben danzar el viento.
Que
no nos roben la alegría.
Hagamos
eslabones de nuestras manos
murallas
de nuestras piernas
y
dejemos que caiga la lluvia
mientras
cantamos.
(Tomado del
libro: Después de un cuarto de siglo. 1989)