sábado, 31 de diciembre de 2011

Mi temor y mi alegría

Por: Humberto Rivas

Soledad en compañía, sed en la humedad
un barco de velas sin ellas, que tristemente
zozobra atascado en un lago de excrementos.
Pender al vacío sin una mano en lontananza
que sostenga mi humanidad en caída
silencio fúnebre en la algarabía
el entierro de la virtud sin dolientes ni parientes
mofa del valor
tontos entronizados
pensadores exiliados.

Esto es la ponzoña de mi paz, llaga purulenta de desvarío y
la suma de todos mis miedos.

Tenerlo todo en un abrazo de desamparo
mientras cesan torbellinos, y asirnos fuertemente
a la ígnea vehemencia de la compasión
mientras el tiempo
acelera Apocalipsis de esperanza.
Delirar en una sobredosis de sabiduría
para vivir por siempre extendiendo
minutos al placer, sudar júbilo
en la yugulación de vetustos paradigmas
del pasado y del presente.
Amando el cosmos que se manifiesta en el perfume
de tu voz elíptica.

Esto es tocar el fondo del mundo y el techo del firmamento
el caos en fuga, el temor de mis miedos y la suma
de todas mis alegrías.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Desahogo

Por: Franklin A. Peralta E.

Es insoportable la prisión
en un calabozo sin rejas ni cadenas.
Es insoportable esta fortuna de pasos
sin caminos para darlos.
Es insoportable esta presencia
en los rincones de mis recuerdos.
Es insoportable este escuchar
los acordes de mi propia música.
Es insoportable la certeza
de la estupidez que traspasa fechas.
Es insoportable la alegría
que demanda la ocasión.
Es insoportable la amistad
con fecha de caducidad.
Es insoportable la cordura
de cifras que llevan a la locura.
Es insoportable querer
lo que la vida me obliga a querer.
Es insoportable la monotonía
de saber que hay un mañana cada día.
Es insoportable…
toda esta mierda.


(En el falso cumpleaños del 2003).

viernes, 2 de diciembre de 2011

Sensible y vulnerable ante ti

Por: Albania Camacho

En hermosos atardeceres siento el fuego de los besos que sellan nuestras almas, cuando nos entregamos en cálidas miradas que acarician nuestras sonrisas. Al pensarte me siento vulnerable, tiemblo de miedo de las ganas de abrazarte, me encuentro sensible ante ti por la insaciable sed que tengo de tu ser.

Haz tuyo cada espacio de mi cuerpo mientras desembarcamos en el silencio de la entrega a nuestras más profundas delicias, deja que nuestra piel hable entre los gemidos y susurros del amor.

No me digas que calle cuando el silencio se asfixia en el calor de nuestras miradas, encontrando los fogones más ardientes de nuestros apetitos de consumirnos sutilmente, mientras colmamos la desesperación de nuestra piel, mente, alma y corazón… cuando mueren en tus brazos las distancias de los cielos que nos separan.