viernes, 25 de febrero de 2011

Si vienes a mí, ven

Por: Albania Camacho

No sé por qué creo verte sonriéndome desde mi ventana; sin embargo te siento angustiado, triste, solitario. Te extiendo mi mano y digo ven para que estés a mi lado, te sientas apoyado, acompañado, deseado. Ven para que junto a mí echemos los problemas a un lado, ven para que a mi lado la piel y la sonrisa construyan placeres desbordados, sabores exquisitos, sueños realizados. Ven, que cuando se ama, se entona una canción, se besa con el alma, se toca el corazón.

Ven. Escucharás del amor su murmullo, que vine para cuidarte, conocerás del amor su maravilla que fluirá para siempre en tu sonrisa.

Regálame tu sonrisa tan sólo un instante. Déjame ser el beso debajo de tus madrugadas, ser la rosa que despierte en tu pecho cada mañana, dame tu mirada, déjame suspirar, déjame dormir en tus labios para hacer en ti un riachuelo con mis besos. Ven, que yo te daré mi corazón que sigue ardiendo por robarte la sonrisa y terminarla con mis besos.

Ven, que me voy a gastar la vida en amarte, en desearte, suspirarte, sorbiendo tu mirada, acariciando tus ojos, besando tu sonrisa, uniendo tu alma a la mía, descubriendo el aroma de tu piel, midiendo mi pasión desmedida… me gastare el alma en ti.

Ven, que siento tristeza en mis entrañas. Quisiera disimular la lágrima en mis pestañas, pero es algo que siento, que no me engaña. Cuánto daría por abrazarte, para dejar de sentir esta melancolía que a veces me ahoga, me asfixia, me mata. Ven, que tengo tantos temores, sueños, anhelos que no han muerto. Es entonces cuando siento que una caricia en mi rostro has dejado, que me has mirado con tus ojos soñadores que me hablan en silencio, que rozan mis sentidos.

Ven. Sonríeme suavemente, dime al oído que me amas, mece mis sueños en las madrugadas, explora mis sitios que no existen, dame tus ruidos ardientes, disipa mis fantasías lujuriosas, convertidas en fogones que quemen tu cuerpo en caricias infinitas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Lunes 16

Por: Nicolás Guevara

Cuando la muerte sorprende
en medio de las flores, siempre
me lleno la boca de alfileres y preguntas.
Luego, no vuelvo a ser el mismo:
un pedazo de optimismo se me ha ido.


(Tomado del libro: Poetidiario. 1998)

domingo, 13 de febrero de 2011

Pobre ciego de mí

Por: Jacinto Sención Mateo

No logro encontrarme
y menos verme
verme tan cerca de mí
verme por siempre.

Veo todo y nada veo
me veo en el ayer y miento
en el mañana me veo
en el presente y miento
pobre ciego de mí.

¡Ay! profunda ceguera
pesadas horas sin verme
angustia en mis venas
sin correr el riesgo
sin querer tenerla.

Un cielo gris a la espera
banales miradas perdidas
perdidas en el ayer
en el ahora
en la nada
pobre ciego de mí.

Ya no hay canción para olvidar
sólo la copa rota
el mantel
las flores secas en el jardín
sin el invierno frío
sin la canción de navidad.

Hoy como ayer sin verme
sin los sentimientos
sin querer llorarme
solo en el nublado gris
en la oscura mirada vacía
pobre ciego de mí.

domingo, 6 de febrero de 2011

Peregrinación interior

Por: Humberto Rivas

Me iré de aquí como llegué,
vestido con mi intradistancia desnuda,
y con una maleta cargada de alegrías
y también cargada de tristezas:
sueños realizados, quimeras inconclusas.

Me iré alegre, transfigurado en la verdad
de tu rostro transparente
que me muestra lo que hay más allá.
La satisfacción de verte como eres,
y la pena de que no haya sido desde siempre.

Me iré calladamente por la orilla
masticando una canción.
Con un rosario de porqués entre mis dedos
y una plegaria inédita en el alma.

Cuando el sol un día, indiferente,
se quede sin estrellas, congelado
en la lejanía, conservaré su calor en mi mirada,
y me iré acariciando la orfandad y la viudez
del guerrero que se quedó sin valor,
del profeta que se quedó sin palabra, sin visión.

Bajaré apaciblemente por el trayecto
de la lluvia, recogiendo rocíos
y pétalos de arcoiris florecidos.
Y los esparciré por el pueblo donde hice tantos amigos,
¿Enemigos? No tuve el tiempo de tenerlos,
estuve tan ocupado preguntándome
quién soy yo, de dónde vengo y a dónde voy.

No sé si me voy con la guerra perdida
o si me voy con ella ganada
sólo sé que una noche fugaz cualquiera
me fugaré sin que se den cuenta
y me perderé sin rumbo fijo
tras los besos escurridizos de la paz.